Diario de León

No me hagas insultar

AL TRALUZ | Dudo que el destrozo del belén haya provocado en el cielo una reunión urgente del Estado Mayor

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En Laguna de Negrillos ha aparecido destrozado el belén municipal y han robado algunas figuras. Ocurrió en la noche de Navidad. Desde el ayuntamiento se ha hablado de «cafres», en su acepción de salvaje. Sin embargo, sin ser uno erudito del improperio, hoy resulta políticamente incorrecto asociar a los antiguos habitantes de la Cafrería, en África, con salvajismo. Este no tiene raza, ni continente.

Ahí está Trump. Los insultos también hay que reciclarlos. Pobres cafres, por un perro que maté me llamaron mataperros. «Pues conozco un insulto que comienza y termina igual que cafres», se me espetará. Creo saber cuál. Todas mis simpatías solidarias hacia Laguna. Estamos ante un acto vandálico, hecho con voluntad de herir por herir.

«Ojo, que los vándalos eran un pueblo germano que…», me argumentará ese lector resabiado que todos los columnistas de provincias tenemos. Pues sí. Pobres vándalos, también a ellos por dos centenares de perros que mataron les llamaron mataperros.

En el Quijote, un colega de escudería le razona a Sancho que llamar «hideputa» a alguien no es insulto si se hace con cariño. Los improperios los carga el diablo. Dejémoslo, pues, en un socorrido y estoico «no me hagas insultar, que me conozco». La acción lleva la firma del autor o autores. Es toda una radiografía del resentimiento. ¡Cuánta ira! En efecto, ganas dan de soltar una lista de insultos cariñosos, de esos que tanto le gustaban a don Camilo José Cela. Eso sí, debidamente puestos al día. Y si no… pues ahí están los de siempre.

Pese a todo, dudo que el destrozo del belén haya provocado en el cielo una reunión urgente del Estado Mayor. No ofende quien quiere. Además, allí arriba ya saben quién o quiénes han sido. Otra cuestión es que San José esté buscando el tirador. Mientras, aquí abajo, la Guardia Civil ya debe de estar a punto del «natural, mi querido Watson!». Tampoco puede haber tantos sospechosos.

Que mis queridos laguneses disculpen mi ironía socarrona, que es puro afecto. Lo mío me está costando no insultar. ¿Cafres? No. Un respeto para Cafrenia. En fin, a los reyes magos les pido un belén nuevo para nuestra querida Laguna de Negrillos. Si es necesario, lo cambio por la cacha con internet.

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