Diario de León

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No teníamos bastante con el bochorno climático para que ahora nos caiga encima el bochornazo de ver la portada del Parador San Marcos, joya europea del plateresco, con ropa tendida en uno de sus balcones. La fotografía, hecha por una paseante, estará ya dando la vuelta al mundo. La persona que captó la imagen avisó en recepción sobre el insólito hecho y se le dijo: «El cliente paga y decide». Ya, pero también ha de tener límites. ¿Acaso pueden utilizar el balcón si el cuarto de baño está ocupado? Luego, se culpará a los estorninos. La chusca justificación ofrecida me recuerda a lo de Lope sobre sus comedias: «Porque, como las paga el vulgo es justo/ hablarle en necio para darle gusto». Hasta en esta columna hay normas de la casa. Aquí, el lector puede cantar, pero no escupir. Puede leerme en cualquier habitación, salvo en la despensa pues me da claustrofobia. Quevedo estuvo preso en San Marcos y no creo que pusiese a secar los gayumbos en la ventanuca de su celda. ¿Es este espectacular edificio que en 2021 recibió el premio al mejor hotel de Europa? No soy de los que levanta el meñique para llevarme a la boca una patata Blas, ni de los que llamo a la puerta de los armarios antes de abrirlos. Este bochornazo no va de finuras cazurras, sino de sentido común. A todos nos gusta mucho el neorrealismo, pero en el cine. A lo mejor es que no entendemos lo mismo por gran lujo, ni por patrimonio artístico. Tampoco estamos pidiendo que se duchen con monóculo.

El otro día, paseando por un nuevo y grato espacio —donde antes estaban las vías de Renfe— me sorprendió ver ropa tendida en edificios. ¿Por qué tengo que saber de qué color son las sábanas de doña Ramona? La normativa municipal lo dice claro, no se puede hacer. Nunca he visto sotanas colgadas en la cúpula de San Pedro. Y prefiero no saber qué colgaba Trump en la ventana de su despacho en la Casa Blanca. Uff.

Sea como sea, esto en la Torre Eiffel no pasa, ni en las pirámides de Egipto. Y en León no vamos a ser menos con lo nuestro. Al próximo turista que lo haga no diré que se le tire al Bernesga la muda, somos gente hospitalaria, pero habrá que darle una buena cencerrada nocturna. Todos tenemos un amigo que canta muy mal, incluso dos.

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