Diario de León

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De nuevo, he de pedir a mis lectores menores de 10 años y mayores de 100 que esperen fuera. Hoy, debo escribir sobre unas palabras no ya soeces, lo siguiente y más allá. Juan Carlos Girauta, exdiputado y exportavoz parlamentario de Ciudadanos, ha tuiteado este mensaje a la dirección de su partido: «Vosotros, traidores me vais a comer la… por tiempos». Los puntos suspensivos son míos, él lo escribió con todas las letras no fuera alguien a creer que se refería a la oreja. Por si usted no cae, apuntaré que rima con ampolla y no es argolla, ni cebolla.

«¿Tal vez…centolla?», dirá mi pescadero. No. Y tampoco es farfolla, ni olla. Enseguida, los medios y las redes sociales se han hecho eco del exabrupto. El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea le ha contestado en un tuiit: «Eso hasta la fase 3 no va a ser posible». Muy sutil, dadas las circunstancias. Supongo que quien fue mano derecha de Albert Rivera esgrimirá que así se habla en la calle. Pero el pueblo no es soez, sino en espontáneo. Que uno sepa, solo le ha defendido un columnista de  ABC,  aunque sin reproducir sus palabras, por algo será. No nos confundamos, el problema no es la ordinariez como subgénero, sino quién, cuándo y cómo. ¿Acaso Quevedo no escribió «Gracias y desgracias del ojo del culo»? Y no le dejamos de hablar por ello. Casi siempre, la grosería funciona mejor hablada que escrita.

En su autobiografía, Woody Allen admite que de rodar ahora Poderosa Afrodita rebajaría el vocabulario obsceno de la protagonista, una ingenua prostituta, por cuya interpretación Mira Sorvino recibió un Óscar. Una zafiedad puede resultar divertida, inteligente y hasta artística… siempre que sea ingeniosa. Girauta debió de fusilarle la suya a un macarra de los billares de su barrio. El exdiputado no puso nada propio en ella, salvo el móvil. Y la rabia.

Se pueden soltar ruindades con lenguaje recatado, no estoy primando la forma sobre el fondo. Quizá, Girauta tenga sus razones para tal chabacanería, lo ignoro, pero las ha perdido. Tendrá emuladores y estos nunca se conforman con menos, ni siquiera con lo mismo. Vuelven a pintar bastos y los brochazos serán cada vez más gruesos. ¿Qué será lo próximo, mentarse a las madres?

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