Diario de León

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Ha fallecido la cantante texana Nanci Griffith, a los 68 años. No importa cuántos leoneses saben quién era, uno de los cometidos de un juglar de columnas es difundir la verdad, sin pararse en aquí ni allá. Bob Dylan, los Rolling Stones, Willie Nelson , Emmylou Harris la admiraban. Gran voz y gran compositora… con ángel. Una de las canciones que le harán permanecer para siempre, aunque no la compuso ella sino Juliet Gold, es From a distance (Desde la distancia). En ella nos dice que desde arriba la Tierra se ve pequeña, no por insignificante sino por inocente y que el amor nos hermana, aunque no siempre nosotros podamos percibirlo: “Desde la distancia tú pareces mi amigo/ aunque estemos en guerra” (…) Y  proclama en el estribillo: “Dios no está mirando/Dios nos está mirando/Desde la distancia, Dios no está mirando”.  En la balada se nos dice que hay una armonía superior al caos. Ayer vi en Youtube la versión en directo que hizo en 1993, en un concierto en Noruega, unos años antes de que irrumpiese su enfermedad. Llevaba en el cuello un pequeño crucifijo, imperceptible para los presentes, ¿no es paradójico que podamos verlo -a distancia- quienes no estábamos? La cantaba como pajarito posado sobre una rama, en cambio, Bette Midler dotó a su también excelente versión de un vitalismo contagioso. La misma balada, dos ángeles diferentes. Una gran canción de amor es un regalo al mundo, pero  nada es azar en su belleza, ni siquiera si ha sido escrita con aparente rapidez y sobre una servilleta de papel. No lo llames éxito, sino misión.

¿Quién puede escribir una columna sobre el sufrimiento del pueblo afgano o del haitiano y sentirse satisfecho con su logro, si solo es estilístico? No basta con escribir “bonito” sobre el dolor del mundo, pero tampoco con lanzar denuncias bienintencionadas desde el teclado. ¿Qué hacer, entonces?  Y es cuando una buena canción llega en nuestra ayuda, como lluvia en medio de un incendio.

Por cierto, Griffith compuso una canción llamada Saint Teresa of Avila, dedicada a una amiga que se suicidó.  Qué extraños tiempos estos nuestros, aunque llamar valle de lágrimas a la vida no es reciente. ¿Somos el estribillo de una canción que suena desde que el mundo es mundo?

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