Diario de León

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Quedé a tomarme un café con un amigo de la vieja redacción de Lucas de Tuy, quien me obsequió una octavilla publicitaria que acababan de entregarle en la calle. Si le hubiesen dado un pase para ver a la bella Fifí bailar la danza del sable, entonces, se lo habría quedado. Me hago cargo. En dicha octavilla, ofrece sus servicios un curandero y vidente, además de conseguidor y médium. Todo en uno, para que no tengas que coger el coche. Llegado desde otro continente, el caballero asegura tener un «poder natural —o sea, sin aditivos ni colorantes— y contar a su servicio con «los espíritus más rápidos que existen». La rapidez esotérica es muy importante, Napoleón antes de iniciar la batalla de Waterloo conjuró al espíritu de la victoria y aún lo está esperando.  

A juzgar por la lista de mañas a disposición del crédulo, lo mismo te quita el mal de ojo que un orzuelo, el desamor que los retortijones, te ayuda a levantar el negocio que te resuelve la disfunción eréctil, puede ayudarte en tus pleitos y hasta a conseguir una mesa en Casa Ramona. Un manitas de la nigromancia. Según afirma, «resuelve todo tipo de problemas por difícil que sean, en 15 días y con resultados 100% garantizados». Ahora bien, como algunos políticos, no especifica cómo ni cuánto. Vale, también me hago cargo. Dependerá de la dificultad. Lograr que Kiko Rivera actué de telonero con los Rolling Stones lleva muchos más abracadabras y polvillos que, por ejemplo, conseguir que Trump dimita para tocar el guitarrón en una orquesta mariachi, allá en Jalisco. Ciertas urgencias, mejor rezárselas a Santa Rita, patrona de los imposibles.  

A efectos informativos, agosto era antes un mes seco como el topo de la Catedral. Este año, hemos tenido noticias, además de un grato biruji que los de tensión baja agradecemos. Tampoco es necesario una bola de cristal para vaticinar que septiembre vendrá caliente. Uf.  

¿Un curandero, vidente, conseguidor y médium… todo en uno? Tampoco es tan asombroso. Después de más de 30 años casados, mi mujer adivina lo que pienso, incluso antes de haberlo uno mismo pensado. Además, ya puesta a vaticinar, acierta dónde me dejé las gafas. Para artes mágicas eficaces, las caseras. Y sin minuta, como Santa Rita.

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