Diario de León

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Propuse a mi mujer y a mi hijo: «¿Hace apacible sesión de cine en casa?». Dado que asintieron, me fui a buscar una película a los bien surtidos fondos de la Biblioteca Pública. Cogí una de zombis coreanos. Espantosa, horrible… o sea, muy buena: Tren a Busan . El ataque se produce en el interior de un vagón de pasajeros. Nada que ver con aquel disfrute con nosotros de Gurruchaga. Los zombis coreanos son más ágiles que los occidentales, que caminan metiendo los pies hacia dentro, los de allí corren que se las pelan. En León, estos fríos jugarían a nuestro favor. A mí antes de hincarme el diente iban a tener que traspasar abrigazo, doble jersey, chaleco, camisa Barbour y camiseta de felpa. Eso en cuanto al primer plato, porque el segundo, es decir, de ombligo para abajo, no muerde chicha antes de haber desgarrado pantalón de pana, cinto y doble calzoncillo mariano. El postre ya, cada uno en su casa. En estas películas siempre se crea un grupo variopinto de humanos unidos por la huida y con los problemillas que dan la convivencia forzada. Aquí no íbamos a ser menos y en nuestro tren también tendríamos un enteradillo («esto es cosa de Valladolid»), el simpático que pregunta cómo ha quedado la Cultu, el niño listo que sabe decir ácido desosixirribonucleico… el columnista y líder nato que hizo la mili en el Ferral… en fin, lo habitual. Aunque, puestos a elegir, a mí lo único que me aliviaría es compartir vagón con nuestros atléticos Manolo Martínez y Lidia Valentín. En esto de espachurrar zombis, ser de buena encarnadura ayuda.

Por cierto, extraña polémica esa de a quién pertenecen los hijos. Este jardín tiene casi tanto peligro como el vagón zombi. Apliquemos la sabia máxima del zorro en El Principito : «Eres responsable para siempre de lo que has domesticado». La responsabilidad es pertenencia mutua. A mí me domesticaron mis padres y la señora. Y sin látigo. Soy de ellos. Y algo también del Real Madrid.

La sesión de cine en casa fue un rotundo éxito. La familia que se asusta unida permanece unida. No todo va a ser ponérsete los pelos de punta con la factura de la luz. Ah, la vida. Por cierto, en Corea del Sur ya han estrenado la segunda aparte. En efecto, allí los zombis corren más. Uf.

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