Diario de León

Creado:

Actualizado:

Y ahora ¿qué? ¿Seguirá ERC apoyando a Pedro Sánchez tras conocer oficialmente que fueron espiados algunos de sus jefes —entre otros Pere Aragonès—?

La confirmación del seguimiento a raíz de la reunión de la comisión de secretos oficiales del Congreso de los Diputados añade una muesca más en el deterioro de las relaciones entre el presidente Sánchez y sus socios puesto que en el caso del espionaje, Podemos que forma parte del Gobierno, también ha encontrado una palanca para desacreditar al CNI.

De manera insidiosa el portavoz Echenique viene señalando a la ministra de Defensa, Margarita Robles, como responsable de los espionajes telefónicos haciendo como qué ignora que según ha quedado acreditado en la comparecencia parlamentaria de la directora del CNI, las mencionadas escuchas fueron autorizadas en su día por un juez.

Eran legales y el presidente del Gobierno estaba al tanto de las mismas. Aquí hay mucha hipocresía y bastante mala fe.

Quienes alzan la voz estaban en la pomada del llamado «tsunami democrático». Fueron objeto de escuchas porque en diferentes grados y actuaciones estaban relacionados con el proceso de actos violentos y variados disturbios que se produjeron en Cataluña a raíz de las sentencias de los dirigentes separatistas condenados por sedición.

El CNI cumplió con su cometido con arreglo a los objetivos que tiene encomendados por ley. El problema lo tiene Pedro Sánchez para conseguir explicar por qué estando al tanto de las actividades sediciosas que hacen los separatistas —que le reportaban los informes del CNI—, negociaba con ellos el apoyo parlamentario para seguir en La Moncloa.

Los hechos son tenaces. Lo que pueda hacer ahora ERC (Junqueras, Aragonés, Rufíán) está por ver, pero tengo para mí que aunque se hagan los ofendidos, porque les conviene debilitar a Sánchez, no romperán con él.

¿Con quién iban a tener más facilidades para seguir saltándose la ley y hacerse las víctimas sin pagar las consecuencias?

En esta crisis, el problema no es el CNI, el problema es Sánchez.

tracking