Diario de León

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Pedro Sánchez estaba listo para encajar una derrota electoral en Andalucía el 19 de junio. Pero una cosa era afrontar un mal resultado y otra, bien distinta, verse hundido. Peor aún: encajar una mayoría absoluta del PP en una comunidad autónoma talismán para el PSOE. El espanto de la debacle fue indisimulable. Se descosieron todas las costuras socialistas. La digestión de las urnas resultó muy dura para Sánchez. Él mismo apuntó en aquel momento a Televisión Española como un instrumento a afianzar para la causa del Gobierno ante un 2023 electoral.

Desde luego, las pretensiones de La Moncloa y de Ferraz desafían cualquier mínima noción de pluralismo en la tele que pagamos todos los españoles. Su convicción de que es necesario imprimir un giro ideológico al ente es total. Debe ser la caja que propague los mensajes que buscan la remontada de Sánchez. Las presiones sobre José Manuel Pérez Tornero para que dimitiera como presidente de RTVE han sido inhumanas. El equipo del Presidente, conseguido su objetivo, ya sólo desea marcar el rumbo futuro. No le importa la polvareda levantada. Los réditos propagandísticos superarán con creces las críticas de hoy. «Prueba superada, ¡mirada al frente!», ha llegado a oírse entre dirigentes del PSOE.

El asalto gubernamental barre todo principio de servicio público que debe cumplir Televisión Española. La intención de colocar a «profesionales» dispuestos a remangarse para convertir el ente en una correa de transmisión del Gobierno de coalición hundirá seguramente todavía más sus ya esquilmadas audiencias. Ciertos círculos de poder hablan incluso de purgar a tertulianos tachados de derechas. El abuso de poder de Sánchez supone, a la postre, la injerencia en un derecho fundamental de todo ciudadano como es el acceso a la información.

Ello evidencia el actual estado del sanchismo. Es de un pesimismo difícil de disimular cuando los focos se apagan. El ambiente interno es aciago, a pesar de que en teoría las estructuras del PSOE están armándose para afrontar las citas con las elecciones. Los cuadros socialistas ya no se engañan y hay quienes aseguran que en estos momentos existen dos almas en la organización: «Los que pisan el suelo y los que no». Quienes van a salir perdiendo de la vuelta de tuerca que aprieta TVE serán todos los españoles. Pero Sánchez, ya se sabe, es poco pudoroso a la hora de traspasar líneas rojas democráticas cuando la ocasión le favorece. Para él, el fin siempre justifica «el medio».

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