Diario de León

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Sgún lo que vaya a ocurrir. Sobre todo, en ese encuentro hoy entre Pedro Sánchez y Pablo Casado. Dice el portavoz del PP, Martínez Almeida, que el presidente de este partido está dispuesto a llegar a pactos, en función de lo que se le diga en La Moncloa. Permítaseme adelantar algunas sugestiones para facilitar la a mi juicio imprescindible cooperación del PP con el Gobierno del PSOE —del PSOE, digo—. Algo que, a mi juicio, podría perfectamente resumirse en lograr que Pedro Sánchez pueda dormir a pierna suelta, venciendo la que él mismo dijo que es su principal fuente de insomnio. Es decir, su vicepresidente Pablo Iglesias.

Pienso, en primer lugar, que, ya que no se atreve a prescindir de Iglesias y sus adláteres —especialmente, claro, de la ministra de Igualdad—, bien podría Sánchez transmitirle a Casado que el vicepresidente segundo, frontalmente enfrentado, por cierto, con las tres vicepresidentas, no va a tocar bola en las cuestiones clave de la gobernación del país, de manera especial en la elaboración de los Presupuestos. O sea, más o menos como ahora, porque la verdad es que el presidente está procurando alejar a sus ministros de Unidas Podemos —excepto a la titular de Trabajo, cada vez más alejada de Iglesias— de las actividades más sensibles del Ejecutivo. Y creo que hace bien.

Sería importante que Sánchez se comprometiese a mantener al menos un encuentro a solas cada diez días con el líder de la oposición; es inconcebible que no se hayan visto en los últimos cuatro meses. Y que tratase de convencer a Casado para que se involucre en tareas de representación del Estado, tanto en el plano exterior como en el interno.

Por otro lado, Casado habrá de reflexionar acerca de lo que le ocurrirá a él, y a su partido, en el caso de que Sánchez logre aprobar unos Presupuestos sin el PP. Ahora mismo, el mayor partido de la oposición está solo: con Ciudadanos en muy otras posiciones y con Vox ya ni digamos. Pero también Sánchez, pese a tener en sus manos un instrumento tan útil como el BOE, empieza a estar bastante solo: distanciado en tantas cosas de su socio y cada día más alejado de esa mayoría de investidura que piensa en todo menos en la reconstrucción de España. Y así, repito, de verdad que no se puede. No me siento demasiado optimista ante el resultado del encuentro Pero ni se me ocurre pensar que de esta reunión no salga algo, pasos hacia el aliento y la esperanza: en este caso, tendríamos serias razones para pedirles muchas, muchas responsabilidades.

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