Diario de León

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El consejero de Empleo de la Junta, Germán Barrios, alertó ayer del peligro de demonizar al empresario. Oportuno el consejero, porque el Gobierno de la Nación está haciendo lo contrario gracias a una figura siniestra que se sienta a la misma siniestra de Pedro Sánchez. Barrios no cita a Pablo Iglesias pero el dardo no ofrece duda. Para Iglesias el empresario, hasta el autónomo, representa el demonio hecho carne. No sabe el jefe de Unidas Podemos que los empresarios son empleadores, los autónomos son empleadores, y sin ellos el trabajador no encontrará nunca su lugar. El empresario crea empleo por naturaleza, nunca lo destruye, por mucho que a un señor, ahora con traje, que ha incumplido todos los preceptos de la lucha obrera le parezca lo contrario. Primero el chalé, luego la limitación de mandatos y, finalmente, la limitación de salarios. Eso sí que es cinismo hecho carne, hipocresía proletaria lanzada a cañonazos hacia el asalariado.

El Gobierno acaba de aprobar un decreto que prohíbe los despidos durante la crisis del Covid-19. Demostración palpable de que Iglesias manda más de lo que ha querido reconocer Sánchez. Lo que no entiende el tándem es que los 200.000 millones de euros que dijo que inyectaba en el sistema, o los 220 que dispuso la Junta, o los 126 de la Diputación pasan por empresarios y autónomos que crearon empleo y que lo quieren mantener para que España sobreviva.

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