Diario de León

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Salvo excepciones de Champions, la Virgen se aparece a los pastores, especialmente en primavera. No extrañe la edad menuda de los agraciados en Fátima, porque en León rompían por debajo la media hasta no hace tanto. Lo normal era porraco y zurrón; zagales tiernos, por edulcorar un poco el relato, que igual se marcha de mano, de duro e ingrato, de recio y despiadado. Pues en una de esas, a mitad de camino entre la barriga vacía y la esperanza que insuflan las puestas de sol de mayo, mientras los pájaros se ponen cargantes y los rebaños apostrofan el ocaso con la emoción de las cencerras entre el abundante pasto, con las tripas tiesas, digo, la revelación. Cantamos más veces el venid y vamos todos que la Internacional del preludio de Lenin en los palacios de Invierno, si es que se entonaba ya la Internacional cuando dieron matarile al Zar y a su estirpe. Por eso no somos ni más ni menos pobres que si hubiésemos abrazado la fe de Largo Caballero en el 36; la pobreza de León es una peste que se transmite sin remedio; de abuelos a padres, de padres a hijos. La pobreza es pesada, como las moscas perreras. Estamos en condiciones de toparnos cualquier tarde de mayo con una aparición mariana, y recibir en prenda el secreto de la desgracia. De nuestro mal, particular y colectivo. No hay dos leoneses iguales porque somos imperfectos. Ejército de tuertos que se jugaron un ojo para dejar ciego al vecino. Uno de los grandes discursos sobre leoneses, sobre lo que queríamos para nuestros hijos y las migajas que nos dejan, se lo espetó un trabajador de Vestas a un célebre sindicalista que vino a Villadangos a tratar de sacar manteca de la resistencia, envuelto en su cápsula mariana, y se topó con la aparición de los pastores. Igual era bueno buscar hoy a aquel noble currante, y que diera el discurso central de la marcha de este jueves. León le guarda más fe a la Virgen María que a las centrales sindicales. Sin las subvenciones a la comisión de fiestas de Villalar, la advocación mariana goza de un poder de convocatoria fascinante aquí, donde se ve pasar la vida por ventanales con los cuarterones entornados. Apostemos en cuántos miles deja atrás la procesión de Castrotierra al paro por León. Apostemos, por el 12 o por el 13 de mayo, que es viernes, encima.

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