Diario de León

Creado:

Actualizado:

Esto no es 1981, cuando las bolas calientes del sorteo de la champions autonómica y dijeron (Bridge, no; otro de ese sitio que no se puede mentar que también llevaba alforjas a cuestas) que la terminación del cinco tenía linde amorosa con una superproducción de Bécquer. Ahí le aflojaron a León los primeros ojales del cinturón. La gente ahora sabe cositas; la gente de la cola de la indigencia y los impuestos sabe una cantidad bárbara de chismes de los que están en la ventanilla única de la misericordia, y deciden si meten dos de harina y una de azúcar en el serón de la señora María, que tiene unos hijos dóciles y entregados a la causa, o le despachan la molestia con un litro de leche tan desnatada que de blanco tiene el fondo de la Luna. Le das a buscar tiempo en Google, nada sospechoso de contaminar datos con relato, a pesar de esa pinta de Agenda 2030 que no puede con ella, una cara de poder que insulta a la inteligencia, y te ordena por preferencias de acceso el tiempo en ese sitio innombrable; tiempo en Burgos; tiempo muerto; que al final es el tiempo perdido en cuarenta años con el mismo soniquete en estaciones radiofónicas que en un parte de diez minutos repiten setenta veces, siete, el término castillaleón. No vaya a ser que la audiencia se crea que es Radio Pirenaica. Esto no es 1995, cuando ya fueron a Europa a decirle a los señores comisarios que menudo lío eso de administrar fondos en vasto territorio; que era mejor en La Rioja que en dominios que tarda dos horas en ponerse el sol, desde los montes de Urbión a los Montes de León, si se puede decir Montes de León, con permiso del servicio de meteorología de la tele del Régimen. Que igual, mejor, centralizaban en un parque tecnológico de ahí de un sitio del que antes venían los pellejeros a León, las prebendas fiscales y los descuentos que merecía Villablino y Riaño por ser zona de periferia. Esto no es 2003, que pudo haber sido año santo y que, si lo fue, se debe a que nos enteramos de las empresas de ese sitio que no se puede nombrar del llano castellano que cobraban de los Miner en Tordesillas. Esto no es 2007, cuando repartían placas bajo el tapete y daban risotadas por las partidas que ganaban con cartas marcadas. Brisca a mí, que tengo el as. Esto es 2022. Y en seis meses, hay que votar. Si dejan.

tracking