Diario de León

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Hay veces que Ancares obliga a apearte y escuchar, por si Rosa Cedrón se dejó suelta alguna estrofa dedicada entre los recodos del río, con las alamedas a punto de entregarse en cuerpo y alma al armisticio de otoño. No se inventó la vacuna para contrarrestar ese virus que nos envuelve desde antes de presentar batalla a Almanzor, con el manto amarillo que clarea y deja los amaneceres foscos suspendidos de la certeza de que el invierno es inevitable. De que el invierno leonés es inevitable, mientras noviembre cae a plomo como un halcón sobre torcaces, para agotar las falsas esperanzas que suele conceder octubre, que vacila igual que las mariposas entre cardos, y se contornea con la confusión de las cobras indecisas. Noviembre rompe dientes sin preguntar. El adiós árboles verdes de junto al río forma parte del entrenamiento secular, para inmunizarse del momento preciso del anuncio «aquí no vamos a traer industria pesada» que dijo el indolente áquel a los de la montaña leonesa, ateridos del frío que contagian los embalses, en la precuela de la película de las baterías eléctricas son para los ricos; la transición energética, para las sociedades desarrolladas y las urbes que no lloriquean por la noche, muy en plan quejicas leoneses. Que lo del coche eléctrico lo íbamos a ver en el concesionario no hacía falta que vinieran a contarlo esos bienpagaos del sistema autonómico, que envían de vez en cuando como expertos ebanistas a rajar en la plaza mayor de León, ante la cohorte de siervos y perrines que mueven la colita, que aquí seremos finos con la madera, pero que las puntas las clavan ellos. Mejor. Una disculpa más; una carga menos en la conciencia; un alivio, no participar más que con lo que nos levantan en impuestos de esa madre de todos los fraudes del timo de la estampita, que no sabe a qué santo quedarse. Los sediciosos de León no están hechos para la boca del gocho que planifica el asunto del hidrógeno; hidrógenos verde, que es el cuento de la hidrólisis con un cable y una fuente de energía sostenible. Sostenible sólo es cuando es recíproco. León ya está fuera en la primera fase. El agua para el milagro de las bodas de Caná del hidrógeno es de León, pero fuera de León. Igualito que los 640 que se dieron el bote en octubre.

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