Diario de León

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Alguna ventaja debía encontrar la vida entre las costuras del territorio, donde el pespunte facilita un rompe y rasga cuando el hartazgo desborda la paciencia; se coge el pendolín y aire, lamas arriba del Cebrero. La fuga de Fonte de Oliva ya la intentó hace unos cuantos años Villanueva, que nun quier siguir siendo de la Tercia ... cambia Asturies por Castiella, según relato fideligno de Spanta la Xente sobre aquel episodio, que aún escuece entre las huestes del leonesismo que daría su vida por la llingua. Sabemos poco, pero suficiente para llegar a la certeza de que no hay más Fontes de Oliva porque las víctimas no tienen a dónde ir, atrapadas en mitad del Lido colonial por las dentelladas de la metrópoli. Mira: os cartos saen de Valladolid, e cando chegan a León xa levan perdido algunhas plumas. Ao seu paso por Ponferrada quedan máis plumas no camiño. E logo en Balboa seguen caendo, polo que ata aquí xa non chega ningunha. Cierto. En León no queda potestad ni competencia para enfriar el desarraigo y abandono que alienta la política territorial, que hunde en el desapego, por igual en los Ancares o en la Sobarriba. Dichosos, los de la raya, que pueden echarse al monte. Atávica la huida de las garras de la madrastrona que maltrata a los hijastros ante la inacción del padre, viudo, el rey calzonazos que cedió la casa y la prole en segundas nupcias. El sistema es una máquina de generar adictos a La Cenicienta. Castela e León, matrimonio de conveniencias. Otras lecturas son más o menos previsibles. La gente prefiere que le administre Asturias o Galicia por la mismísima razón que emigran de Cuba a Miami, y no al revés. É que eu vou a Ponferrada e dinme que son galego, e vou a Pedrafita e ninguén me di nada. Sentímonos desprazados. Eso también. Igual este arrebole en el alto midí berciano al que no alcanza el memorándum que este día de atrás firmó Mañueco, esconde la fórmula para diluir el régimen; la Cabrera, a Orense; Salamanca, con Fernández Vara; Soria a Zaragoza; y Villacastín, al Escorial. Y a sentarse, a ver cómo administran la equidistancia en el hospital Rondilla, ese de la centralidad que cacarean mientras se embadurnan con crema del Bocyl (que es jarabe de palo). Y de cartos, que nun chegan a León.

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