Diario de León

Es todo agua

LEÓN EN VERSO | "Y ahí está León, cava que te cava, la tumba, como el condenado a muerte que se encarga de abrir su sepultura bajo la amenaza del fusil"

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La única razón por la que León no tiene autonomía se la explicó el Rubio a Tuco en El bueno, el feo y el malo: el mundo se divide en dos categorías; los que tienen el revólver cargado y los que cavan. Y tú cavas. Y ahí está León, cava que te cava, la tumba, como el condenado a muerte que se encarga de abrir su sepultura bajo la amenaza del fusil; cava sin parar, en la ignorancia de que el hueco no será para otro. Eso enseña el leonesismo. Sobre todo, si eres leonés; porque ves cavar tumbas; pero no sabes a qué hora ni qué día te van a obligar a cavar la tuya. Y con el mismo fusil sobre el cogote. Hay gente que se pone a hacer haikus del leonesismo y le sale el Deuteronomio; le pasó a Mañueco, cuando se le coló Pujol en un monólogo destinado a alentar la idea de que en León hay tribus sediciosas, en plan la tercera pata ideológica que sujeta la mesa del Gobierno socialcomunista. Pujol, el del tres por ciento en comisiones. Tema largo. Le pasa a una amiga periodista con el ensayo que prepara sobre los alcaldes que doblaron la cerviz con Martín Villa. Se le va de mano. Porque confunde el concepto. Cree que es fuego lo que en esencia es agua. Y no se receta igual para tratar lumbre y manantiales, rescoldos o escorrentías, hogueras que embalses. El leonesismo es agua. A veces, evaporada; a veces, desatada. Igual está en lo cierto Morán en mover maquinaria pesada de la Diputación y no pintores de casas para atajar la vía abierta en San Marcelo, en vez de hacer caso a Ábalos, que quiere reducir al inductor por asfixia, por el humo del incendio, y no achicharrarlo con las llamas. Morán se prepara para ser el rey de esta selva; aunque el cambio sea repetir lo mismo que hacía Majo. Mide bien los golpes; y las palabras. Igual se hace el sueco con la diputada de Cs, que ejerce de portavoz de la Junta en los plenos provinciales y se labra el futuro en los despachos de la sección femenina del Palacio de los Guzmanes, pero está al tanto de la jugada. Mitu, tía. Es lo más novedoso de este capítulo con argumento manoseado. No hay revolución que llegue al éxito si no la empujan los acomodados. Y la casta acomodada de León está en mantener la limosna de la Junta. No va a pasar nada. Si acaso, que el talento que atesora la UPL se percate de que las segundas oportunidades con el PSOE sirven para terminar por destruirse, y para darse cuenta de que jamás debió haber aquella primera.

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