Diario de León

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A l arquetipo de pánfilos que distingue a los que prestan libros de los que los devuelven, se une la división que espera que Europa le meta un paquete sideral al responsable de la avería ambiental que acompaña a la galería ferroviaria del norte de León. Envejecimos a la sombra de este andamio, mientras dábamos por supuesto que la siguiente trola era la definitiva. La hemeroteca y el boletín oficial recogen tanto bulo que convierten la ratonera entre La Pola y Pola en un cementerio de 4.000 millones de euros y de embustes, con sus lápidas y sus epitafios. Aquí yace la idea de acercar las vidas de los paisanos del norte, de la noble tierra que dominó Pelayo, al criterio de movilidad que ahora se regula por reglamento en el mundo occidental. Ahí, la ilusa creencia de que del San Mateo de 2012 volvíamos de doblete en el primero de la mañana. Allá, bajo la solana de las Tres Marías, otro perjurio sobre la biblia ferroviaria; que una línea de alta velocidad de viajeros jamás iba a compartir espacio con mercancías. Y casi en Sotiello, donde se ve la luz de Beberino, un monolito al tren de alta velocidad. Aquí yace una idea legítima para dar futuro a la periferia que antes de los romanos ya cosía vínculos, haciendas, familias, amores e inquietudes a lomos del Cordal, a pie o a la grupa de corceles, en Barreiros, Simcas y Cirilas, en el Alsa o en el chacachá de la Rampa de Pajares, que da tiempo para enamorarse y desengañarse en el mismo trayecto. O por Leitariegos, la línea más recta para llegar al San Timoteo de la fraternal Luarca y estar de vuelta en el entrañable San Bartolomé y otros martirios de Caboalles. El tren, monines, era para llevar asturianos a la meseta; no leoneses a la Chalana. No se sabe a estas alturas si duele más la confusión geográfica y malintencionada sobre que la galería une el Nalón con el Pisuerga o confunde la burla, por la urgencia de la propaganda del gobierno que, tras dos décadas de enredos, inaugura el pasadizo en un Talgo BT; que es algo así como cuando Verstappen se sube al safety car para competir en Monza. Era más honrada la foto en las mil nueve, u en otras bateadoras pioneras en el túnel. Por mucha prisa que se den ya, el AVE se presentará antes en Galicia. Y el agua, en Pravia, mucho antes de que el tren asome a los pontones de Lena.

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