Diario de León

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Cuando el cantante dice que quiere terminar en tu boca, es más que probable que no se refiera a la carrera de Física; tampoco el plato de lentejas que se entrampan en la gargüela con este calorazo. Acaban de ponerle laureles por la mejor composición musical a alguien que avisa de que te voy a meter el peine full como pistola de bichote; después de relatar episodios fundamentales en la biografía, de que todos le dicen mami, y que puso a casi todas mirando pa Miami. Espronceda habría levantado una hoguera con todo el legado del romanticismo si llega a suponer que este asunto iba a denominarse igual que su inspiración; y Goethe, el atormentado Goethe, que se fue de este mundo convencido de que la vida del joven Werther había sido un cúmulo de desventuras y penas. Ya veremos si por esto tampoco vamos a cobrar la pensión; que igual es un castigo, por habernos atrevido a jalear con un cubata en una mano y el cigarrillo en la otra las estrofas irreverentes que empujaron a media generación a creerse a pies juntillas que es mejor ser punky que maricón de playa. Resulta aconsejable pasar de puntillas sobre la deriva que han tomado los derroteros actuales de la lírica, del machacón bum bum que se escapa del perreo, y parece fugarse de las musas que beben en la fuente del infierno, de donde venían aquellos melenudos del metal que escandalizaron a las abuelas, con sus sonidos estridentes y las puestas en escena con destellos deslumbrantes. Escucháis cosas del demonio. Composiciones que iban a llevar a occidente por la autopista del infierno. Luego, resulta que no hizo falta ni los acordes musicales. Aunque eso es harina de otro costal. Lo políticamente correcto de hoy no tiene entre sus proyectos revisionistas rehabilitar a Wagner, escorado en el limbo de los genios nada más que porque sus Valquirias parece que incitaban a unos psicópatas a tirar de tanque e invadir Polonia. Las composiciones del galardonado poeta nos devuelven a la realidad; Baby, estás dura... se quita la ropa y brinca en el bicho como una cangura... Sabina tendría problemas para pasar de octavos de final. Unos a la tumba y otros a la rumba, en versión adaptada al guión que diferencia el resultado: los que van al bollo y los del hoyo. O sea, nosotros.

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