Diario de León

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Veremos en qué queda esto que iba a ser nuestro, en el caso de no poner objeciones a postrarse hasta adorar al becerro de oro; al final, es una gestoría de la pasta de Bruselas, con unos administrativos de clase, caros, reconocidos muy por encima del salario en convenio de los administrativos de oposición, mata sello y vuelva usted mañana. Veremos en qué queda, nada más que cierre el grifo la Unión Europea, que alienta a base de inyecciones económicas selectivas todos los desequilibrios sociales y territoriales que recitamos de memoria cada vez que León convoca a la gente que se resiste a morir, que se resiste a ver a sus hijos darse el bote a otra isla que no es la de Ellis, con el sonrojo y la vergüenza de verse sometidos a la cuarentena de la tuberculosis, y el rapado al cero, para que los piojos de la miseria resbalen cogote abajo. Veremos qué queda de ese mundo ilusorio armado sobre doctrina ideológica, que contamina las aulas de escolares tiernos a los que se les induce a la pubertad con la cabeza hecha harina, animado en la estrategia de dominar la infancia por el principio del cachavazo al ibertren. Veremos cuánto más aguanta la estructura mastodóntica que levantaron sobre tapiales, y descansa en la espalda del pagano que ya no da más de sí con el incremento de carga. Los niños que venían con un pan debajo del brazo lo cambiaron por un cheque para canjear deuda pública que les va a empaquetar los primeros cincuenta años de vida. Eso, en las mejores perspectivas, cuando no llegan a ver la luz en un territorio empobrecido y esquilmado que delimita lo que solemos pisar los leoneses. Huele a fin de ciclo, porque cuanto más cerca está la caída de un imperio, más locas son sus leyes. Ya veremos si hay opción de volver a empezar cerca de aquella felicidad despreciada que reventó el titadine; ya veremos cuál es la profundidad de la labor encomendada a los idiotas útiles, soldados de plomo en la destrucción de la base moral; veremos cuántos morimos con las migajas que dejan caer de la mesa, entre el hambre y los harapos que nos harán ver a Dios en el Estado. Ojo, que pierde el PSOE, pero sus políticas no dejan de arrasar. La clá se dedica a hacer memes mientras los plebeyos esperamos que lleguen los bárbaros a librarnos de Roma, al fin.

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