Diario de León

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Hablar de incendios en la provincia de León sin mencionar el Campo del Tiro de Teleno sigue siendo por desgracia imposible. Son ya demasiados años haciendo un daño irreparable a una comarca que lucha por salir adelante plantando cara a la despoblación, a la dispersión geográfica y a las ya de por sí mermadas oportunidades de vida que ofrece el medio rural. Si a todos estos lastres le sumas contar con una inexplicable y obsoleta instalación militar la ecuación para los vecinos de maragatería no sale ni saldrá nunca.

El uso de estas 6.100 hectáreas de campo de maniobras se remonta a la Segunda República y fue continuado de manera informal por el Ejército hasta 1963, cuando se oficializó su uso con un convenio entre el Ministerio del Ejército y los municipios afectados. A principios de la década de 1980, el Ejército decidió consolidar su uso de la zona y expropió por procedimiento de urgencia parcelas que previamente se habían dedicado a la explotación forestal y agropecuaria, incluyendo tanto terrenos con propietarios particulares como tierras comunales. Las expropiaciones suscitaron oposición local, pero fueron forzadas aludiendo a la prevalencia de los intereses de la defensa nacional. Un total de 6.111 hectáreas fueron expropiadas.

Desde entonces ni agradecidos ni pagados, bueno sí, pagados sí, con una hilera de incendios forestales que mantienen a los vecinos del Teleno siempre con un ojo puesto en el monte por la que puedan liar.

La última este año, y no por unas maniobras militares que hay que recordar al PSOE, que hoy ha sacado pecho pidiendo su suspensión en verano, que no se realizan por seguridad en esta época del año, sino por un inoportuno rayo que cayó donde no debía, ya que lo que en principio iba a ser un conato de incendio fácil de controlar hoy se ha convertido en un incendio de cuatro mil hectáreas que ya amenaza con salirse del perímetro de seguridad y llegar a los pueblos. Pero qué pasa, que dicen que por seguridad no se puede extinguir el fuego desde dentro, porque los proyectiles lanzados durante todo el año están provocando un auténtico polvorín que pone en peligro a vida de los brigadistas. Cierto, pero cierto es también que interesa que el fuego limpie lo que los militares no recogen, y así vuela a empezar. Apunten, disparen, ¡fuego!

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