Diario de León

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Estamos asistiendo a una campaña electoral donde impera el verde, y no me refiero a los colores de Vox, sino más bien a las estrategias de los distintos partidos por acercarse al medio rural, pisar el campo y codearse con los paisanos y paisanas que todavía se resisten a la despoblación. Parece incluso que las desafortunadas palabras del ministro Garzón hayan ayudado a empujar a los candidatos a los pueblos con la excusa de salir en defensa del mundo rural.

No voy a entrar a calificar lo que me sugieren esas estampas de políticos empacados en atuendos de lo más top rural posando bucólicos frente a vacas guapas, limpias y casi diría yo que hasta peinadas para la ocasión. Me recuerdan a aquel anuncio de una marca de leche en la que el ganadero le cantaba a sus vacas. Esperpéntico o no, forzado o casual, oportunista o necesario nunca está demás que la clase política se acerque a los pueblos aunque solo sea en elecciones, aunque solo sea a buscar votos, que es claramente a lo que van. No importa, a estas alturas de la película nadie se va a rascar las vestiduras por ello. Solo quiero pensar que a cambio escucharán sus reivindicaciones, atenderán a sus peticiones y tomarán buena nota de sus carencias. Es lo menos que pueden hacer, para que cuando vuelvan a sus despachos se acuerden de que quién les ha sentado allí una vez más, o por primera vez, siguen esperando en sus pueblos, y en esas granjas que visitaron para la foto, a que sus acciones políticas vayan encaminadas a dar servicios y oportunidades a ese medio rural, que es el que al final está condenado a tirar de la economía.

Los argumentos que salen en defensa de los pueblos han saltado a los primeros renglones de los programas electorales. Han pasado de casi no figurar en el debate electoral a ser la principal baza de los partidos políticos en sus campañas. Lo rural está más de moda que nunca y hay que saber sacar provecho de esto ahora que los fondos europeos fluyen por las administraciones ávidas de proyectos en los que dar rienda suelta a sus pretensiones políticas.

Si es para bien bienvenidos a los pueblos, pero no esperen otros cuatro años para la siguiente visita.

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