Diario de León

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El próximo 26 de abril veremos de nuevo desfilar por la Audiencia Provincial de León a Victorino Alonso para responder por los delitos ambientales cometidos hace más de diez años, cuando era el empresario minero más importante del país, en un paraje que contaba con importantes figuras de protección.

Pero, espera, que yo está película me parece que la he visto ya.... incluso dos o tres veces, diría yo.... y el protagonista, es el mismo. No soy yo de hacer spoiler, pero como que me aventuraría a contarles cual será el final de esta lamentable historia.

En esta ocasión, el escenario es distinto. Alonso tendrá que responder por el estado en el que dejó el paraje conocido como Nueva Julia, en Cabrillanes, en plena Red Natura 2000, después de tres años de extracción para la que presuntamente no tenía ningún tipo de licencia medio ambiental. El resultado, una alteración sin retorno del paisaje, acuíferos contaminados por el drenaje de los ácidos y un hábitat, donde abundan todo tipo de especies, totalmente perdido, según denuncia la Fiscalía.

Lo mismo que hizo en Feixolín, en Laciana, donde fue condenado a dos años y medio de cárcel por explotar hace 20 años, también sin licencia y ayudado por el silencio administrativo del Ayuntamiento de Villablino _cuyo alcalde, Guillermo Murias, fue absuelto en el mismo proceso_ 210 hectáreas de alto valor ambiental enclavados en pleno Espacio Natural Protegido Alto Sil, Red Natura 2000, y en medio de la Reserva de la Biosfera Valle de Laciana. También se le condenó a costear los gastos de restauración, tasados en 201.000 euros.

Más grave fue lo que ocurrió en Huesca, donde Alonso fue condenado a dos años de prisión y el pago de los 25 millones de euros en concepto de indemnización por arrasar un yacimiento neolítico en la Cueva de Chaves, en este caso, para acondicionar su coto de caza privado.

Ni por este delito sin precedenes en España, ni por ninguna de las muchas causas judiciales que acumula, el que fuera el empresario minero más poderoso de España ni ha pisado la cárcel ni ha sufragado restauración alguna ya que siempre se ha declarado insolvente. «Vivo de mi pensión», dijo en su último juicio.

Que triste es saber que para algunos los delitos ambientales salen tan baratos mientras que el resto de la humanidad los pagamos toda la vida.

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