Diario de León

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Es realmente cansino pero por desgracia nos vamos acostumbrando. Me refiero al ataque que sufrimos en muchos casos los periodistas en las redes sociales por hacer nuestro trabajo, que no es otro, que el de recoger fragmentos de la actualidad, nos guste más o menos lo que vemos.

El otro día recogí el testimonio de un señor ganadero de Riello al que los lobos habían matado 21 ovejas y una perra mastina, cuando había dejado el ganado solo, a las cinco de la tarde, para ir a hacer unas compras al pueblo.

El hombre sentía impotencia, pena por los animales que había perdido, en especial por la perra, y mucha confusión, ya que a sus 67 años no sabía muy bien como afrontar la nueva situación en la que quedan los ganaderos tras la inclusión del lobo en el listado de especies protegidas, lo que les deja sin indemnización, al perder el estatus de especie cinegética.

Como dije antes, ese lobbi ecologista radical que impera en las redes sociales tacha a los periodistas que no nos cansamos ni nos cansaremos de escuchar a la gente de los pueblos ni de dar voz a sus problemas de prensa sensacionalista, comprada, fascista, poco científica, interesada y sectaria. A mi me da igual, el ataque gratuito en las redes sociales lo llevamos ya prácticamente en el sueldo, y como nos decían de pequeños, «no ofende quien quiere si no quien puede», y francamente, como que no den la talla ni para eso, ni para ofender.

Lo que verdaderamente me preocupa es el ataque al que someten a esos pastores que directamente pasan de ser de víctimas a culpables. Es tal el ataque al que los someten que publican sus nombre y apellidos con toda la cantidad de subvenciones o ayudas que han recibido de la Política Agraria Comunitaria (PAC), como si eso fuera un delito y le convirtiera en el mayor trincador de pasta de la historia, como si mientras sus ovejas están solas y abandonadas en el monte ellos estuvieran en sus piscinas nadando en billetes. Qué ridiculez más grande. Solo en los dos últimos meses de 2021, un total de 7.486 agricultores y ganaderos leonesas recibieron de la PAC cerca de 92,8 millones de euros. Vaya novedad. Lo más triste es que son datos públicos que cuatro descerebrados acaban de descubrir y que lo utilizan como arma arrojadiza para desacreditar a nuestros profesionales del campo.

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