Diario de León

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Madrid acogerá finalmente en diciembre la Cumbre del Clima de Naciones Unidas, más conocida como COP25, en la que se sentarán las bases de los grandes desafíos medioambientales que afectan a todo el planeta. Delegados de todos los países se darán cita en Ifema para poner sobre la mesa los grandes problemas medioambientales que afectan a sus territorios. De esta cumbre deben salir soluciones a todos esos problemas para poder cumplir el Acuerdo de París, que obliga a cada país a adoptar las medidas necesarias para reducir de una vez las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), unas medidas que sólo han adoptado el 20% de los doscientos territorios firmantes.  

Pero no podemos depender de estas medidas para frenar el cambio climático, no podemos esperar que Donald Trump se reconcilie con el mundo y entre en razón antes de acometer, como dice, su propio modelo trumpista con el que quiere liderar a su manera la guerra contra la crisis climática. Debemos actuar ya, ahora, de manera individual, con nuestros pequeños gestos, con la educación y el ejemplo.  

Por desgracia, los que pasamos de los cuarenta hemos sido educados en la cultura del plástico para todo, del usar y tirar y del consumo compulsivo sin tener en cuenta las consecuencias. No es que seamos una generación perdida pero nos va a costar mucho más reconducir nuestros hábitos. Pero lo que sí podemos hacer es hacerlo de la mano de nuestros hijos, de las generaciones venideras, empapándonos de la educación ambiental que reciben y poniéndola en práctica juntos. Un ejemplo muy claro es el que tenemos ya en muchos colegios de León. En las Teresianas no permiten llevar la merienda envuelta en papel de aluminio y todas las bolsas que se empleen deber ser reutilizables. En Maristas y Jesuitas se han reducido las comunicaciones y boletines en papel y ya sólo se envían de manera electrónica. Seguro que hay otros muchos ejemplos que no conozco y que están ayudando a que nuestros hijos sean mucho más sostenibles y menos consumistas de lo que hemos sido nosotros. Me alegra que cuando ahora suena el timbre que anuncia el fin del recreo en los colegios no deje tras de sí papeleras desbordadas de plásticos y residuos sin clasificar. Bienvenida a la nueva generación, sólo vosotros salvaréis el planeta, Trump no.

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