Diario de León

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El pasado 26 de enero se celebró el Día Internacional de la Educación Ambiental, una fecha que nos ayuda a reflexionar sobre el nivel de implicación actual de la docencia con la ecología.

Siempre he defendido que al margen de las grandes políticas que se están fraguando para luchar contra el cambio climático a nivel mundial, nunca alcanzaremos la sostenibilidad ambiental hasta que no impliquemos de lleno a las nuevas generaciones para que desde las primeras etapas de sus vidas hagan de la defensa del medio ambiente su modo de vida y lo articulen hacia ese ansiado modelo de economía circular.

Por desgracia, el medio ambiente sigue siendo una de las asignaturas pendientes en nuestro actual modelo educativo, y aunque la nueva Ley Celaá la tiene entre sus objetivos, no termina de definirse la manera en la que se le quiere dar un nuevo impulso. Actualmente, concretamente en Primaria, se trata como un tema más dentro de las asignaturas de Sociales o de Ciencias, con conceptos bastante generales, yo diría incluso que simplistas, y sin entrar demasiado en materia no siendo que algún niño o niña se nos haga activista y se quiera a parecer a Greta Thunberg. Yo personalmente prefiero tener a una Greta en casa que a un Rubius, pero eso depende de los padres. En fin, que me salgo del tema. Además, la pandemia esta alejando a nuestras niñas y niños del poco o mucho contacto que tenían con la naturaleza. Con todas las casas de los parques sin la valiosa actividad que ofrecen a los escolares para interpretar la naturaleza que les rodea, con las excursiones suspendidas y con el coto escolar cerrado, es poca o más bien ninguna la perspectiva que tienen ahora los jóvenes de la naturaleza que les rodea. Ahora es cuando nos damos cuenta de lo valioso que es para nuestras vidas el coto escolar de León, con todas sus plantas, árboles y animales. Pocos niños pueden decir en España que han estado delante de un oso o de un emú. Los niños de León que han pasado por el coto, sí pueden.

En definitiva, que la educación ambiental ha venido para quedarse y para formar parte de nuestras vidas. Por eso debería figurar ya como una asignatura más, y de las importantes, nunca como una ‘maría’, que de esas ya tenemos bastantes.

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