Diario de León

Creado:

Actualizado:

Han tenido que pasar cerca de 20 años para que León vea cumplido uno de los proyectos más demandados por los pueblos de la montaña, un cercado osero.

Valsemana cuenta desde hace dos años con el Centro de Referencia para la aclimatación de osos pardos en la Cordillera Cantábrica, un proyecto que se ha gestado con muchísima discreción institucional, que es en lo que en parte reside el éxito de este tipo de recintos, ante el incremento poblacional que ha tenido la especie, lo que implica un aumento de los riesgos a los que se enfrenta.

Tal era el interés por este proyecto que varios ayuntamientos como Riaño, Prioro o Boca de Huérgano iniciaron una especie de competición pública para hacerse meritorios de acoger estas instalaciones con las que además se buscaba dar cobijo a Luna y Ponderoso, los míticos ejemplares de oso pardo, aburridos ya del trasiego de niños y niñas que visitaban el Coto Escolar de León.

El proyecto, que requería una inversión de 1,5 millones de euros, llegó a contar con una partida a cargo de los Presupuestos de la Junta de Castilla y León de 2012, que se evaporó, algunos dicen que por la crisis económica, y otros porque de tanto tirar de la ‘muñeca’ unos y otros, esta se rompió.

Lo cierto es que nada tiene que ver aquel proyecto con el que hoy ha materializado la Junta de Castilla y León, y que, por ciento, debería llevar el nombre de mi compañero Marco Romero, que lo peleó con todo el empeño que le caracteriza desde esta redacción. Aquel cercado osero se planteaba como un reclamo turístico, una especie de ‘pasen y vean’ en el que Luna y Ponderoso, a los que sólo les falta hablar, estarían en su salsa.

Valsemana es todo lo contrario. El cero contacto humano de los osos es la base de su recuperación para su vuelta al medio natural. A falta de tener un centro de recuperación de especies, que sería de justicia en una provincia con la diversidad faunística de León, tenemos este centro de referencia al que llegan ejemplares de toda la Cordillera Cantábrica que ya han sido curados de sus heridas o patologías y que encuentran en Valsemana ese paso previo a su regreso a la vida natural, algo que ya le toca a Éndriga, la osita herida en Asturias y que tras cuatro meses de aclimatación encarará estos días su puesta en libertad.

tracking