Diario de León

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Un grupo de animalistas se coló esta semana en una granja de conejos de Barcelona para liberar al mayor número de ejemplares que pudieron en un acto con el que trataban de reivindicar mejores condiciones de vida para estos animales. El efecto lo han conseguido, sino hoy, por ejemplo, yo no estaría hablando de este tema en mi columna, pero las consecuencias de su heroico acto puede que no estén muy medias, ya que a ver que se consigue dejando a trece conejos que han estado toda su corta vida en una jaula abandonados a su suerte por el monte.

Pero bueno, son sólo trece conejos que ahora mismo estarán en la barriga de algún predador, muertos por inanición o pegados en el asfalto. Pues para mí eso no es ecologismo, ya que el fin no justifica los medios, y tiene que haber fórmulas más coherentes, pacíficas y sensatas para denunciar el sistema de sanidad animal. De hecho, los principales grupos ecologistas nacionales se desmarcan de estas prácticas, es más, repudian la liberación de animales de granja, ya que entienden que soltarlos en un ambiente extraño es algo dañino no sólo para ellos, sino para el medio ambiente.

¿Acaso ya se nos ha olvidado lo que ha pasado con los visones europeos? Pues no deberíamos, ya que gracias a aquellos actos hoy el número de ejemplares en España no alcanza ni los 500, y la especie ya ha sido declara en peligro crítico de extinción. En Castilla y León el problema se remonta a los años cincuenta, cuando se escaparon de la granja del Espinar, en Segovia, —la más grande de España destinada al negocio peletero—, los primeros ejemplares de visones americanos, una de las especies exóticas invasoras más demoledores y que fue introducida para la fabricación de abrigos. Rápidamente, se reprodujeron y diez años más tarde se hablaba del millar de visones en la comunidad.

Fue en los años setenta cuando los guardas medioambientales y los propios pescadores dieron la voz de alarman sobre la presencia y las consecuencias de este voraz animal en los ríos de la provincia, que suponen una seria amenaza para un total de 40 especies. A partir de ahí, el llamado Frente de Liberación Animal comenzó a abrir otras jaulas en Galicia y País Vasco lo que ha provocado la incontrolable expansión del visión americano, y la práctica desaparición del europeo al que un protecto Life trata de sacar adelante.

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