Diario de León

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Los adornos de Navidad que ya se empiezan a ver en las estanterías de algunas tiendas, y los siempre anticipados dulces que nos acosan ya desde hace semanas en los supermercados, conviven con las camisetas, los pantalones y las sandalias. Que en León, donde los inviernos son interminable, estemos rozando los 20 grados a finales del mes de octubre es como un regalo, sobre todo para retrasar lo máximo posible prender las calefacciones, pero en otros lugares de España esta progresivo cambio climático empieza a ser una tortura. El otro día un chico en Twiter comentaba extrañado desde Sevilla que estaban poniendo las luces de Navidad cuando iba a trabajar a las 7 de la mañana en polo de manga corta, como hacía en agosto.

Es indudable que este otoño está siendo el más cálido de las últimas décadas, y no hay que olvidar que precede a un verano que también ha sido inusualmente caluroso, un verano que no acaba de terminar en muchos lugares de España que registran temperaturas totalmente inéditas en esta época del año.

Y en medio de este sofocante panorama, el pasado 24 de octubre se celebraba el Día Internacional contra el Cambio Climático, una realidad que muchos siguen sin querer ver haciendo gala de una ignorancia supina. Ni veroño ni veroña, el cambio climático ha venido para quedarse y hay que tomar medidas urgentes al respecto.

Esta misma semana la Junta presentaba el operativo de viabilidad invernal, para hacer frente a las consecuencias de las nevadas en las carreteras, mientras que daba cuenta del último gran incendio que afecta a la comunidad, y que este fin de semana se originaba en Cantabria colándose en Burgos y calcinando ya más 500 hectáreas. Estamos asistiendo ya a un panorama en el que no sabemos donde acaban unas cosas y empiezan otras. No sabemos donde acaba el verano y cuando empieza el otoño, cuando acaba la temporada de incendios y cuando empieza la de viabilidad invernal, cuando guardar la chaqueta y cuando sacar el abrigo....y es que vamos hacia el fin de la temporalidad.

El cambio climático no es una ideología, es una realidad, no es una moda, es una amenaza que debemos frenar todos, no solo con nuestros gestos individuales, también con nuestros votos.

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