Diario de León

Creado:

Actualizado:

Lo que para muchos puede ser una excelente noticia para otros puede ser un argumento más o menos de peso para tumbar la teoría de que el lobo ibérico necesita algún tipo de protección especial.

Hace varias semanas la Junta de Extremadura confirmaba la certeza de que el lobo había vuelto a su territorio donde no se tenía constatada su presencia oficialmente desde el año 1993, cuando fue encontrado el último cadáver.

El ejemplar, una hembra reproductora, según han conformado los análisis de las muestras recogidas en el término municipal de Villanueva de la Vera, procede al parecer de Castilla y León, donde la especie goza, como en todo el territorio nacional, del indulto de cazadores y celadores que desde el otoño pasado no pueden dar muerte a este animal tras su inclusión por parte del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfica en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre).

Lo que sí está claro es que protección necesita, sobre todo por ser una especie emblemática, con unas connotaciones culturales y medioambientales que pocos animales pueden atesorar y al que las administraciones de las mal llamadas comunidades loberas —debería llamarse antiloberas— se han empeñado en incluir en los denominados planes de gestión y que no son más que subterfugios legales para declarar a la especie como cinegética y hacer negocio de lo que ellos se empeñan en llamar control poblacional.

Todo eso se acabó, la especie es intocable, con todo lo bueno y lo malo que eso significa, sobre todo para determinados usos ganaderos extensivos.

No hay tampoco que cerrar los ojos a la evidencia. El lobo campa a sus anchas y la conquista de todo el territorio nacional es cuestión de tiempo. Es una especie fuerte, con pocos enemigos predadores en contra, capaz de recorrer hasta cien kilómetros al día. Es un espectacular cazador de fauna y lo que no es fauna, y goza de un importante éxito reproductor, lo que puede dejar camadas de hasta siete cachorros. Son datos que invitan a pensar a que se abren nuevos tiempos para el lobo, nuevas amenazas para la especie, que no va a ser bien recibido en los territorios donde no tiene presencia, y nuevos retos para su complicada convivencia.

tracking