Ya no somos meros espectadores

Está más que demostrado que este es, definitivamente, el verano de los pueblos. El verano de disfrutar de nuestro entorno más próximo y también de redescubrir nuestro patrimonio natural, destino impensable en otras vacaciones pero al que este año nos agarramos con fuerza.

Lo que también estamos descubriendo ahora es un nuevo ecoturismo que me llena de satisfacción y que me demuestra que algo estamos aprendiendo de una vez. Ya no nos conformamos con ir de espectadores a disfrutar de las maravillas de la naturaleza en nuestras escapadas al campo, ahora queremos intervenir para preservar su belleza, para mantener sus recursos y para dejar nuestra impronta más solidaria. En definitiva, para cuidarlo. El voluntariado ambiental se ha convertido en una nueva manera de disfrutar de ese entorno, de conocerlo mejor, de adentrarnos en él, y también de pasar una agradable jornada en familia o con amigos arrimando el hombro. Así se está poniendo de manifiesto en el éxito que están teniendo todas las convocatorias que se lanzan desde las casas del Parque Regional de Picos de Europa, del de Babia y Luna o desde el de las Médulas, organizadas por la Fundación Patrimonio Natural. En todas y cada una de ellas se registra un lleno absoluto de participantes, la mayor parte de ellos, locales, deseosos de recorren los rincones de estos espacios de la mano de los profesionales que organizan estas actividades, y también de colaborar para mejorar todo lo que se encuentran a su paso. Gracias a estas convocatorias se han recurrido antiguas sendas y se han restaurado pasarelas. Mañana sábado se nos brinda la posibilidad de limpiar y señalizar las fuentes de Riego, una actividad que cuenta con la colaboración del Club San Pelayo, y con la que se pondrá el valor estos manaderos llenos de historia donde habitan un incontable número de especies acuáticas, y que tienen una vital importancia para la biodiversidad. Bienvenida a esta nueva forma de hacer turismo, y de devolver a la naturaleza una pequeña pero muy valiosa parte de todo lo que ella nos da. Solo espero que no la dejemos atrás y nos olvidemos de ella cuando volvamos a hacer las maletas rumbo a la playa. Habrá que sacar tiempo para todo.