Diario de León

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La unión hace la fuerza. Es una máxima que en estos tiempos de incertidumbres, desigualdades e injusticias cobra más sentido que nunca, y que llevados al terreno medioambiental, y nunca mejor dicho, puede dar resultados sorprendentes.

Algo de eso saben en Valdavido, en el municipio de Truchas, donde lo que aparentemente iba a ser una plantación colectiva más, de las muchas que se hacen por colectivos y juntas vecinales para recuperar zonas degradas, se convirtió en toda una fiesta reivindicativa de los valores ambientales de una comarca y de la importancia por preservar lo autóctono frente a las reforestaciones masivas y automatizadas con las que se cubre de verde el territorio, como quien pone un tapiz.

Casi 200 personas, que no se habían visto todas juntas en esta localidad, acudieron a la llamada de Fantástico Bosque para pasar una jornada inolvidable en Valdavido, que dentro del proyecto europeo Life Terra y bajo el proyecto de restauración diseñado por SEO/BirdLife, han puesto sus ojos en la recuperación ambiental de esta zona de La Cabrera, donde este grupo conservacionista mantiene un acuerdo de custodia del territorio desde 2018 que ha culminado en la declaración este año de Reserva Ornitológica. Voluntarios de Madrid, Barcelona, Valencia, Galicia o Palma de Mallorca se pusieron manos a la obra para plantar hasta cuatro mil árboles de 19 especies, todas ellas autóctonas, para recuperar terrenos comunales de la Junta Vecinal. Pero a parte de este trabajo, con el que se trata de reivindicar las plantaciones a mano y con especies que ayuden a consolidar vegetación autóctona, mucho más resistentes a los incendios que durante décadas han condenado a esta comarca, el encuentro tenía un trasfondo mucho más importante. Poner en valor los valores naturales y culturales de La Cabrera que de un tiempo a esta parte, y de la mano de dos asociaciones, busca obtener alguna figura de protección, como puede ser la declaración de parque natural. Es una buena iniciativa para obligar a preservar los valores culturales de esta tierra, pero tampoco es la panacea. Picos de Europa, parque nacional, o Babia y Luna, natural, llevan años y años esperando a que la Junta termine de aprobar sus planes rectores de uso y gestión para que esa protección sea realmente efectiva.

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