La FP del futuro

Las esperanzas puestas por el país en los fondos de resiliencia, el palabro de la nueva normalidad que se ha instalado en cada una de nuestras rutinas, son enormes. Tanto cuanto puedan estirarse los 144.000 millones de euros comprometidos. Que deben de dar para mucho, a cambio de reformas estructurales en nuestros sistemas (por ejemplo el de pensiones) que también van a salir de nuestros riñones.

Si todos los planes de transición y cuestiones verdes son trascendentes, el que se refiere a la educación será determinante para el futuro de España, para los españoles del futuro. El país se duele terriblemente de un mercado laboral vulnerable, y buena parte de su debilidad arranca en un sistema educativo que no responde a las necesidades empresariales. En muchos casos no responde a nada: la mitad de los parados no ha terminado la educación secundaria, y sólo la mitad de la población activa tiene alguna titulación profesional. Con estos mimbres poca resiliencia se puede exigir.

El diagnóstico está hecho, y sobrecacareado, desde hace mucho tiempo; la cuestión es que no se le ha puesto remedio real, más allá de algún remiendo. Ahí está la misión imposible de la FP Dual, que tantas bondades pregona y tan poco se practica. Una FP que sigue arrastrando en estos tiempos un estigma de estudiante de medio pelo muy alejado de la realidad de los puestos de trabajo. Una formación y unas necesidades empresariales que, más allá de la firma de convenios, siguen caminando en buena medida de espaldas una a la otra.

Ahora el Gobierno presenta, dentro de los planes que optan a los fondos europeos, un revolcón a la formación profesional que plantea dos grandes líneas especialmente interesantes para León, porque están muy alineadas con sus potenciales industriales y su avanzadilla universitaria. Por un lado, la revisión de 60 titulaciones de sectores estratégicos, desde la robótica y la aeronáutica a la biofarmacia. Y por otro una red de centros de excelencia que presta especial atención a la digitalización. Cuatro patas en las que la provincia tiene un enorme potencial que bien merece ser reforzado, en la formación y en la economía, con esta propuesta de las tan demandadas formaciones medias. Más de 1.500 millones de euros están previstos para este capítulo. Habrá que estar atentos para no dejar pasar la oportunidad de asentar esas escuelas profesionales en León.