Diario de León

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Llevaba muchos meses amagando y finalmente la inesperada crisis (y la sucesión de impagos que se espera) la ha espoleado. La tercera gran oleada de fusiones bancarias está en marcha, y ninguna entidad se librará de organizar noviazgos que acaben en un panorama financiero mucho más fuerte para hacer frente a la baja rentabilidad, que viene lastrando desde hace tiempo al sector. A salvo aún, por el momento, de fusiones y absorciones internacionales, el escenario bancario nacional vuelve a moverse.

La cuestión tiene implicaciones que padeceremos en los próximos meses, y que vienen a agudizar el proceso de reordenación que comenzó hace ya mucho tiempo.

Reducir el número de entidades en liza en el mercado financiero implica endurecer las condiciones de financiación de empresas y familias, aunque el Banco de España insiste en que el proceso en marcha no pone en peligro la competencia. Con un escenario de tipos de interés mínimos que se ha prolongado en el tiempo, y que en las condiciones actuales lejos de recuperarse mantendrá esa tónica, las entidades tienen pocas herramientas a su alcance para exprimir la rentabilidad.

El incremento del coste de los servicios (las comisiones) está siendo uno de los argumentos más utilizados, y ya está en el debate desde hace tiempo la posibilidad de cobrar por los depósitos. Los tiempos en los que se pagaba por ceder el ahorro al banco han pasado a la historia, ahora se cobran ya a las empresas y no tardarán en hacerlo a las familias.

Hay a mayores un factor que ha marcado el cambio del escenario bancario y lo hará en mayor medida en el futuro: el recorte del empleo. Las sinergias entre las entidades, las duplicidades y la necesidad de ahorrar costes pasan por la reducción de las plantillas, como bien sabemos en León. La fusión de Caja España y Caja Duero y su absorción después por Unicaja ha sido quizá el proceso más traumático en este sentido; pero ahí está también la adquisición de Popular por Santander. El recorte de empleos bien remunerados ha llegado a todas las entidades, y no ha terminado aún. Unicaja y Sabadell, dos entidades con fuerte presencia en la provincia, están en todas las quinielas actuales de concentración inmediata.

El proceso que Bankia y Caixa inauguran sumará nuevos recortes de sucursales y empleos en la provincia. Y alejará aún más la toma de decisiones. Un universo financiero globalizado muy lejano a aquel modelo de banca cercana ya olvidado.

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