Diario de León

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La Mesa por León nació más como se temía que como se esperaba. No cabía un alfiler en la tabla más grande que encontraron en la Diputación, aunque entre quienes se arrogan el protagonismo se olfatearon más debes que haberes. Eran muchos, representaban a pocos. Si la cosa era hacer un cónclave de largura de atributos, ha quedado claro. Si con eso y las propuestas primerizas pretenden dejar tranquilo al atribulado personal que reclama fórmulas nuevas o efectivas para labrar el futuro, pues psheee.

Si el entramado que debe tejer el sostén del León del futuro dice una cosa y hace otra, si pretende enhebrar los mismos mimbres con el mismo patrón para lograr resultados distintos, si sostiene en idénticos brazos que los que nos han acunado hasta aquí las nuevas nanas que deben atraer a quienes hasta ahora han torcido el morro, no es difícil entender que el paisanaje ande escéptico. No hay fórmula mágica ni abracabadra que saque de hoy para mañana un escenario próspero de la chistera. Pero no es menos cierto que si quienes han arrastrado hasta aquí el carro y dan codazos para seguir guiándolo no son capaces de un mínimo de generosidad y altura de miras, es imprescindible poner en marcha un elevadísimo nivel de exigencia y rendición de cuentas. No hemos llegado hasta aquí para hacer el paripé y seguir tragando los mismos sapos. Y, si va a ser así, plieguen velas y vayan a sermonear al desierto. Este con el que nos amenazan.

La mesa original ha sido un figuroneo desesperanzador. Casi una treintena de gargantas para representar apenas a media docena de voces. El anfitrión provincial habló de unidad y lealtad, quizá debería comenzar por su propio negociado, a ver si se quiere dibujar el futuro de León sin contar con los grandes ayuntamientos de la provincia porque no se ajuntan ni para esto. Patronal y sindicatos han fagocitado las voces económicas y sociales para reproducir su cacareado diálogo social. Si ya está ahí, para qué reeditarlo. O no funciona o no hace falta. Se anuncia otra agencia y tres foros para dar cabida a los que se quedaron fuera de la foto.

Y se hace una gran declaración de principios: sólo se financiarán proyectos viables. Un escalofrío recorre la nuca de los leoneses. Por lo que el propósito de enmienda revela del pasado. Creamos, hay que mirar al futuro. ¿Lo vamos a dibujar entre todos? Psheee.

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