Diario de León

Creado:

Actualizado:

Esta encendida súplica, a modo de respuesta de contestador automático universal, se refiere, pero no solo, al intolerable rifirrafe político que en los últimos días nos ha sumergido en el fondo de la confusión de esta pandemia marciana. Perplejos nos tiene el miserable mercadillo político en el que naufragamos, caldo de cultivo ideal para todo tipo de agoreros, profetas de mierda y vendemotos que hacen del miedo (el activo más rentable a lo largo de la historia) herramienta ideal para pregonar en plazas y esquinas todo tipo de crecepelos anímicos, sociales y económicos con los que enredar almas cándidas y entontecer debates sobre lo esencial.

No hay mucho más que añadir: resuelvan sus inútiles cuitas de jurisprudencia, pero no jueguen al tetris (o lo que toque hoy, ni lo conozco ni me interesa) y desbaraten todo aquello a lo que esta desnortada ciudadanía pueda asirse. No es mucho pedir.

De puertas adentro navega a la deriva, siguiendo la política de los ojos del Guadiana, la Mesa por León. Supongo que llamada así para servirnos en mantel una estrategia-planificación o superlativa-visión-de-futuro de lo que seremos, nacida como fue del cada vez más débil pálpito de la reivindicación ciudadana local. Aunque fagocitada inmediatamente por las devoradoras ansias de presentismo institucional que adornan este nuestro establishment de resolvedores vitalicios.

Por lo que parece por el momento, condenada a uno de los grandes axiomas de Einstein, que no sabía de economía y sociedad leonesa pero sí de principios de lógica básica: «Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados».

Desde la dirección de la Mesa por León la siempre prudente Humildad Rodríguez aboga por no quejarse, sino pensar qué hacer para cambiar. Bonita frase, tras la que no deja ver más que obviedades de cuyo vacío práctico estamos hasta la peineta. Lo que ha pasado lo sabemos todos, la cuestión es qué hacer para poner la base de lo que queremos ser. Y de eso no hay ni rastro, nada de nada.

De momento lo expuesto durante ya largos meses por una mesa con una composición que sigue siendo sectaria e incompleta no arroja luz en el túnel por el que gateamos. ¿Cómo? ¿Para qué? ¿Con qué mimbres? ¿Hacia dónde? Nada.

Sentémonos en comisión y debatamos. Una y otra vez. Sentémonos y fotografiémonos. Hasta el infinito... y nada más.

tracking