Diario de León

Creado:

Actualizado:

Cuántas veces lo habré oído en los últimos días. «Igual hay que volver al carbón». Como si fuera posible. O hemos olvidado, o quizá nunca entendimos, que la minería se cerraba para siempre. Aquello que fue industria hoy ya no es ni chatarra, lo que valía al peso ha volado también. Ni siquiera tienen sentido los cielos abiertos, porque ya no hay dónde producir. Sin minas ni térmicas, la ansiada descarbonización quemó con ansia las naves de la reserva estratégica por la que tanto se abogó desde un sector tan manoseado en los discursos como ignorado en la práctica. Reserva estratégica. No era un término más del palabrario hipócrita que disfrazó los últimos años de algo que estaba abocado al fin, pero no así. O quizá no del todo. Se trataba precisamente de lo que está ocurriendo ahora. Energéticamente dependientes, con una producción renovable a todas luces insuficiente, se proponía mantener la posibilidad de generar con la única fuente propia y gestionable para sortear casos de aprieto. Pues aquí estamos. Con la reserva enterrada e inservible. Vulnerables. Pagadores.

La misma situación que se produce con materias primas como los cereales y el maíz, con una diferencia: el campo puede producir de nuevo, desde ya. ¿Tiene sentido que estemos penando por los granos que ya no llegan y los compuestos que multiplican sus precios cuando pueden producirse en nuestros campos, los mismos que se abandonaron siguiendo las directrices de políticas agrarias que hoy evidencian sus debilidades? Nada será de hoy para mañana. Los cultivos no encontrarán nuevos horizontes esta semana ni se cosecharán el mes que viene. Pero la sucesión de situaciones de dependencia bien vale una reflexión sobre la capacidad de autoabastecimiento. Tan cacareado ecológicamente el consumo de kilómetro cero y tanta histeria de acopio por las carencias que se nos anuncian de fuera.

Que agricultores y ganaderos se vuelquen en la producción de lo que hoy se demanda exige compromisos firmados. No es sólo la PAC. Hasta la boina está el sector de que les chuleen con plantes en las compras de lo ya cosechado o precios de insulto ante el riesgo de perderlo todo. Si no se ataja la piratería en todas sus fases no habrá quien se lance a la montaña rusa del mercado. Sólo una cosa hay cierta en esta nueva crisis. Otra vez los ciudadanos estamos atrapados. Ojo, que no cunda el pánico. Es el mejor caldo de cultivo para los salteadores de caminos.

tracking