Diario de León

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En octubre de aquel prodigioso 1968, mientras colaboraba con el gran Javier Carvajal en el Complejo Santo Domingo, Jesús Arroyo Quiñones firmó este edificio de viviendas de lujo para Antonio Vázquez Fernández, entre la Avda. del General Sanjurjo (hoy Gran Vía de San Marcos, 10) y Joaquina Vedruna, cuyas obras ejecutó con Antonio Miguélez como aparejador. Proyectó un sótano con las instalaciones de calefacción y garaje, la planta baja para locales comerciales, y en la fachada posterior un «edificio independiente» con su portal, el acceso rodado, pequeñas oficinas, apartamentos y la vivienda del portero. Dispuso por la Gran Vía las entradas a las oficinas de planta primera y de servicio, separadas de un amplio portal decorado y amueblado, con el puesto del portero y el núcleo de escalera y ascensores que relaciona seis plantas con 12 espléndidas viviendas, más dos áticos retranqueados con un suntuoso dúplex para el propietario. Ideó un alzado principal de «composición sencilla, cuidando meticulosamente la distribución de huecos y macizos y la calidad de los materiales», con destacadas jardineras de abundante vegetación bajo discretas ventanas y amplias terrazas-invernadero, que a modo de espacio intermedio relacionan las viviendas con su entorno. Y revistió la fachada con grandes piezas prefabricadas de hormigón aparejadas en anchas franjas horizontales dotadas de un elevado nivel de abstracción, casi «minimalista» y ciertamente «brutalista», pero indiferente a la pulsión «expresionista» del Complejo, que confiere al edificio la alta calidad y el carácter representativo, sin duda pretendido por el arquitecto… ¡Magnífico!

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