Diario de León

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A l fin los confederados han parido tres buenas noticias: poner coto a la obsesiva invasión chopera de tantísimos sotos fluviales; reparar alguna injuria brutal hecha al Torío y Bernesga al llegar a la ciudad; y exigir la CHD a Adif que bombee a León las aguas que roba el aberrante túnel del Ave con Asturias. Reconocerle acertada gestión donde esa confederación perpetró tanto crimen me acarreará alguna tirria cazurra, pero la realidad es que se le va notando alguna nueva sensibilidad ambiental antes inédita, como si ya no mandaran ahí solo los ingenieros de cartabón dictador y hubiera entrado la mirada alertada del biólogo. Porque el río es muchas otras cosas antes que una «potencia hidráulica».

Me perdonarás, lector, que lleve matraqueándote décadas con estos temas, ríos parriba, ríos pabajo, qué palizas. Pero el río es tu madre, jamás lo olvides, tu verdadera madre... no la robes, no la apreses, no la asfixies, no la ordeñes más de lo que pida tu sed, tu aseo y tu huerto, no la enguarres con tu mierda, ya está bien; y dale el trato que darías a tu propia madre, si es que no la tienes ya penando en alguna residencia o rezas para que la muerte abrevie el heredar un piso de cuatro perras y otras tres de sus ahorros. El río es lo más sagrado e intocable de todo este patrimonio natural nuestro que te llena la boca cazurra como si fuera un capital inagotable de puro grandioso. Si matas al río, no dudes que irá matándote a ti por merecerte una muerte boba en el reino del cardo y el alacrán...

León estimó (y estima) proeza robarle lecho o anchura, verterle la vergüenza, cegar con escombro sus lagunas y arrimarle el mojón como quien dice la cebolleta. Así, ese río se parece hoy a su foto de hace 50 años como una trucha a un mono. En todo este tiempo la retroexcavadora ingenieril no ha dejado de gozar de su apocalipsis fluvial poniéndole aceras o explanando. Y míralo hoy. ¿Soportas sin llorar o avergonzarte el verle clamar exasperado en tantos tramos exigiendo su renaturalización y que el dios hielo vuelva a dibujarle?... y nos dice ¡a devolver! ... pero ya.

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