Diario de León

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La papista Ayuso le enmienda al papa, faltaría más. Está que se pina ante todo personaje o fenómeno nuestra cantinera de las libertades y no hay asunto grave o pradera que no aproveche para echar su lengua a pacer; sólo así se pillan titulares... y aplausos para poder sentirse como Britney Spears, su ilusión lograda.

El papa Francisco pidió perdón por los excesos y pecados de la Iglesia en la conquista de Méjico con carta enviada a ese país que celebra su bicentenario independiente con muchas banderas entre las que caben la del rencor viejo y la del victimismo, tan popular hoy. Pero la Ayuso le replica que ¡home sí!, ¿perdón?, ¿no deberían estar agradecidos en aquellas tierras por haberles llevado «el español, la civilización y la libertad»?, esa libertad que ella usa de bayeta limpiatodo sin saberse aquí de qué peca más su réplica, si de altanería o ignorancia, yendo de las dos tan sobrada... porque está diciendo que aquellas gentes no conocían la civilización antes de Hernán Cortés y que tuvimos que llevársela de aquí con un heroísmo generoso que no quieren reconocer... pero alguien le preguntará: ¿es que no era también aquello una civilización que asombraba por su urbanismo, arquitectura brutal, astronomía, redes comerciales, lenguas, religión, metalurgias o artes?... y capaz sería ella de argumentar que eran verdaderos salvajes a exterminar por hacer sacrificios humanos (dijo la sartén al cazo), mientras aquí la Inquisición levantaba patíbulos o piras en las plazas para quemar herejes en nombre también de otro dios como el de los aztecas, pero único y verdadero al que suponían complacido con estas muertes crueles igual de rituales y hechas espectáculo de masas como en los templos de Moctezuma.

Tras pedir perdón el papa, el presidente mejicano ve a España enrocada en soberbias resistiéndose a disculparse por las sombras que sí hubo y sabiendo que un mero perdón formalista y de civilizada hipocresía serviría para tapar alguna boca y no enmierdar más. Lo civilizado es eso. Lo demás, ganas de guerra.. y vuelta la burra Maribel al trigo.

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