¿Asesinas?
Como dijo la Onu que la principal responsable del cambio climático es la humanidad (la divinidad lo era hasta ahora, adiós coartada), así lo entienden también las especies que van tomando posiciones o se acoplan al cambiazo que dibuja la ciencia y el temor sensato. Algunas lo tienen tan claro, que hasta arremeten contra el culpable como hacen ya de forma terca las orcas que llaman ballenas asesinas siendo solo delfines; eso sí, algo pasaditos de peso, gazuza y furia.
En los últimos meses se multiplican por ahí los ataques de orcas a barcos deportivos o pesqueros, los acosan y emburrian, buscan volcarlos o les mortifican a empellones que el pescador viejo interpreta como asalto al ladrón y exhibición de su derecho milenario. De la costa andaluza nos llegan los últimos embates (y de nuevo de Galicia). Hace unos días se prohibió navegar de Barbate a Algeciras tras volver a puerto lanchas y veleros con daños y hasta sin un timón que las orcas suponen el rabo o el nabo del barco, tentándoles mucho el darles ahí el ñasco.
El etólogo que estudia el comportamiento de los animales dispondrá en un futuro (que es hoy) de un campo ilimitado para sus averiguaciones. Pero esto de las orcas se conocía de sobra: la orca y el hombre llevan cruzándose en mares y pescas tantos siglos, que hasta aprendió ese pezaco a birlarle la presa al pescador (dígalo el palangrero de bacalao en el Gran Sol). Su fuerza estriba en funcionar como manada, o sea, violando espacios y especies... ¿orcas asesinas?... pues si Dios las hizo así, tendrán bula... y si no, Darwin y la ciencia se la dan como reguladoras del ecosistema marino en lo alto de la cadena. Pero lo que el etólogo aún no sabe, nos dijo el Oráculo de Pedrún, es que otras especies ensayan ya su rebelión; vais a ver cerditos escapando de sus granjas al bosque por preferir a los lobos... y lobos que se hacen funcionarios... y vencejos vegetarianos que pasan de mosquitos para que nos atormenten... y perdices disparando a las escopetas o a liebres por el mar y por montes las sardinas, tralará... y muchos cantamañanas.