Badajo o diana

M argarita Robles, ministra de Defensa, es de León pero se le nota nada, como que no ejerce... y ni siquiera le han concedido lo de Leonés del Año que tanto repesca a cazurros y raras cazurras por destacar en su lejanía sin que después les veamos en estas soledades por no tener laboro, familia tierna o al menos ganas de enseñarles la catedral a sus amigos de lejos o llevarles de tapas por el Húmedo, que es lo que hizo Zapatero una vez con el canciller alemán Helmut Köhl (cuando ese título de Leonés se lo dieron a Papes, ni siquiera vino a por él, mandó al hermano, ni después o ahora viene a dejarse ver ciudadanamente por estas calles como «ciudadano de la ciudadanía» en una ciudad madrastra y más pueblo que ciudad que jamás soñó tener a uno de sus vecinos en la presidencia del Gobierno; y tras tenerlo, ni siquiera callecita que le dieron; ahora ya ni lo esperaría; así somos, incluídos alcaldes suyos o amiguísimos).

Pero Margarita Robles luce en cazurro al arrimar a su croquis a una paisana, Amparo Valcarce (de leonesa anual tampoco les valió en su día), como «jefa» de la Subdirección General de Reclutamiento y Desarrollo Profesional del Personal Militar y Reservistas de Especial Disponibilidad (uf, respira) que « se dedica a gestionar salidas profesionales para personal militar y reservistas », confirmando el viejo tópico: a mayor largura en el nombre de un organismo, más vacío o innecesario acaba siendo... ¡subdirectora general!, báilalá, e inicia una campaña para que esos militares se instalen en el medio rural por paliar lo vaciado con algo que llamaríamos repoblación caqui y, así, el badajo que ya no repica en el campanil de veceras o concejos podría sustituirse por toques de diana, tan cuarteleros, aunque también es cierto que harían madrugar y trabajar desde temprano, único modo de ver horizonte si se quiere que el campo pite y sea alternativa. Pero Sócrates dijo: la última vez que militares repoblaron esto fueron legionarios romanos, venían con sus mujeres y crianza... ¿y salió mal o bien?... vale, pero algo mal también.