Corzos... y corzas
Anduvieron sueltos por estas páginas los últimos días unos cuantos corzos... los más, cayendo en la trampa de un canal asesino que lleva matando fauna salvaje (con licencia y frecuencia) desde que se trazó en los 40 y se hizo cemento en los 70... y un otro corzo invadiendo carretera en Nogarejas para estamparse contra él un motorista que allí mismo halló la muerte, solo 37 tenía... y encima las leyes echan ahora toda responsabilidad al de la moto y el animal se va de rositas para que el Estado eluda toda culpa, mientras el muerto tendrá que agradecer todavía que Medio Ambiente no le casque un multón por caza ilegal con el agravante de arma no reglamentaria.
Peláez es un rebuscador e informa que ese canal matacorzos nació con nombre ensangrentado, Arriola, en memoria del ingeniero que lo proyectó y fue secuestrado en 1945 por el maquis exigiendo rescate de dos millones de pesetas (un fortunón entonces) al ser dueña su familia de medio Santibáñez de Porma y pueblos cercanos; la madre se dispuso a pagar, pero no tenía líquido, pidió un crédito a la Caja de Ahorros, su director receló, la mujer acabó confesando el motivo y el banquero lo chivó al gobernador civil Arias Navarro, que alentó una emboscada chapucera ideada por la Guardia Civil para su no-pago disfrazándose un capitán de mujer; se lo olieron de inmediato los secuestradores y se inició en El Carrizal un tiroteo en el que mataron a uno de ellos, el resto logró huir y dos días después apareció Arriola muerto... Peláez supone lógico que la familia maldijera al operativo, a la Caja, al chulito gobernador, a los ceviles ... porque al poco vendió con larga generosidad a los arrendatarios todas sus tierras en el Porma y donaron al Obispado su casón solariego de Santibáñez, que lo hizo preceptoría... y los Arriola se esfumaron de aquí... ahí hay novela, apuntó.
Pero Otavito volvió a los corzos y al titular para exigir corrección política y que se obliguen a decir corzos y corzas o ¿no importa el género ánimal?... y por lo mismo dígase ciervas, rebecas, lobas, perras, zorras... o si se empeñan, zorres.