Diario de León

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C uando se olvida que la finalidad principal del sexo es la procreación, hay personas que se liberan de las cadenas que supone la familia y el matrimonio para dedicar su existencia a satisfacer sus deseos sexuales ... lo dijo bien ancho todo un Blas de puntos redondos hace unos días en Zamora, como ya sabe el lector. Y cuando ese Blasillo tiró de conclusiones, solemnizó:  la culpa de la despoblación de Castilla y León la tiene la hipersexualización e infantilización de la sociedad con eternos adolescentes y hombres y mujeres caprichosos que no quieren asumir las cargas que supone tener un hijo ». Traducido: follar por follar es aberración, traiciona el mandato y distrae del objetivo del coito: procrear. Con ello el Blasillo delata su única obsesión: poner a parir a la mujer... pero ¡ya!, como añadiría Ataúlfo en cartelón (¿se deduce, pues, que para este tipo el condón es también aberrante porque impide procrear?; fuera con él, prohibido).

Va por muy buen camino ese fray Gallardo desde su vicepresidencia de la Junta que no tiene un para qué, pero vale de altavoz, dejando claritas las cosas y restaurando valores eternos contra la cultura del folleteo, la sexualización en la escuela, el aborto y la eutanasia. Y no rubricó su alegato invocando a la vieja trinidad «Familia, Municipio y Sindicato» porque eso nos lo reserva para la próxima, mientras ahora sigue sacando ideas sobre esto del fornicio leyendo a Juan Pablo II cuando en 1980 decía que « mirar con concupiscencia a la mujer, incluso a la propia esposa, es pecado; el adulterio en el corazón se comete no sólo porque el hombre mira con concupiscencia a la mujer que no es su esposa, sino precisamente porque mira así a una mujer. Incluso si mirase de este modo a la mujer que es su esposa cometería el mismo adulterio en el corazón ». Pues si se trata de no mirar y en consecuencia no ver, observó Sócrates, hacerlo a oscuras ya no sería pecado... ni os será extraño ver un día a ese Gallardo penalizar a las casadas sin hijos, multar las miradas que desnudan a las que no vayan ya desnudas y cortar la mano al pillado en manolas.

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