Diario de León

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Contaba hace unos días este Diario que en la agenda de Arias Navarro figuraba la muerte de Franco el día 19 de noviembre de 1975, fecha real del óbito, y no el 20 como se establecería oficialmente. Pero antes que él ya se había escrito. Tampoco parecen serias las razones que el historiador aduce de haberse hecho así para salvar trabas institucionales y no complicar la proclamación de Juan Carlos como rey, del que era abiertamente opuesto Arias Navarro con antipatía pública tan compartida entonces por el falangismo y un nerviosito Régimen; no tiene sentido ni se ve en qué modo resolvía el tránsito en la jefatura del Estado el retrasar un día la muerte del caudillo, generalísimo, dictador o como quiera adjetivarse a Franco. Y quizá haya de buscarse una otra razón más sencilla que quiero dar como más que probable, ya que desde un mes antes de su muerte corrió como la pólvora por todo el país una cábala popular e ingeniosa que fijaba cuándo sería exactamente su defunción: el 19 de noviembre de 1975, ocurrida al fin en el hospital de La Paz. Y es que su agonía parecía interminable (del 15 al 24 de octubre Franco sufrió cuatro infartos nada menos) y los rutinarios partes médicos agotaban la paciencia de la España que aguardaba festejar el desenlace. Y así circuló que su muerte para el día 19 se fijaba sumando las fechas del comienzo de la Guerra Civil y de su final, el 18-7-36 y el 1-4-39, dictándose la profecía: sería el 19-11-75. Naturalmente, no podía darse la razón a la insidiosa burla y a las risas triunfales del rojerío, de modo que se oficializó en la madrugada del 20, lo que además proporcionaba ad maiorem gloriam una coincidencia estelar con la fecha de la muerte de Jose Antonio Primo de Rivera como si un designio celestial y cósmico les uniera tanto en la muerte como en la solemne tumba de los dos en el Valle de los Caídos. Los pucher¡tos de Arias Navarro -Carnicerito de Málaga en la memoria- anunciando en Tve el gran drama añadieron también su gran dosis de sorna al caso. En fin, que estaba escrito antes. Su agenda solamente lo confirmó: el 19 era... y fue.

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