Diario de León

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Como no queriendo ver qué traerá 2022, Carlos Tejerina se fue el último día de 2021 dando un motivo más para echar ese año a la hoguera del recuerdo odioso, porque Carlos era de esa poca gente a la que de verdad cabe la palabra bueno a todo lo ancho y a todo lo largo que él era, gente de pensar en el común y laborar salida a la fealdad y lentitud de los días.

Mi primer sinónimo de Gradefes no es el Esla por el que llegué por primera vez al histórico pueblón, ni es su monasterio de traza cisterciense con monjas de maitines y obrador ofreciendo misas por mi salvación por sólo facilitarles desde Pallarés un foco para su iglesia, sino este gran Carlos, cuarenta y muchos años atrás y aquel su bar «en entrando» que él convertía en cuartelillo de inquietudes y ateneo popular donde hornerar alternativas, semanas culturales, conciertos, publicaciones, clamores... Carlos era un antídoto a la mansedumbre ceniza y a la resignación parda, soñador de voces nuevas y músicas de siempre en unos años 70 de obligado soñar Gradefes con Séfora en las aulas o aquella alternativa pinturera de la escuela rural-familiar que dirigió Leoncio... o del entrañable Jose Manuel Sánchez, policía, comisario y agregado de embajada por el que conocí a Madreñinas, la institución más entrañablemente jocosa del pueblo y de quien Carlos refería admiraciones o asombros... y enhebrándolo todo y a todos ellos, como ahora lo hace en mi recuerdo, estaba este Tejerina al que los últimos rumbos de la política y la ruralidad híspida le apenaban. 

Mucho diría de él Rafael Amor, cantor argentino que tanto frecuentó León y con quien tanto le hermanaba; lo llevó una vez a Gradefes a dar concierto siendo concejal de Cultura y una anécdota con la señora Genilde le hizo a Amor enamorarse del sitio que siempre citaba al cantar su poema «En el camino» (en el camino aprendí que peor que mentir es silenciar la verdad). En fin, Carlos era una ironía bondadosa buscando el conciliar antes que el perrear. Y sin su voz muere mi corresponsal ahí.

Gente así es de la que tan faltos vamos.

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