Diario de León

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Ese abeto noruego crecido en Florida que se plantó este año en el Rockefeller Center de esa ciudad tan famosa que sale en tantas películas tenía no sé cuántos cientos de miles de bombillitas y millones de cristalitos esvarosquis formando el estrellón que lo corona... ándele, ándele, la marimorenita, chicana espatarré de puro asombro ante el alarde. Dicen que eso picudo es un abeto y lo creemos como todo lo que sale en la tele, pero sepultado bajo tanto aparato luminoso, ni se ven ramas verdes y bien podría ser el andamio del cucurucho de la Fortuna o el miriñaque de la Diosa del Oro Líquido que se solo se aparece a los mortales que tienen liquidez bancaria.  

Destilando bobilondias por los ojos la multitud que presenciaba el acto del encendido oficial encendía a la vez sus móviles para grabar o fotografiar el momento, con lo que aquello se convirtió en una hemorragia de luz y lux y luxe y lujo y lujuria bombillera por aire, tierra y agua de fuente iluminada... todo eran destellos, catarata y riada de estrellitas que iluminaban la capital mundial del dinero anunciando a todo el orbe que la imperial Babilonia de las Siete Cabezas y Siete Rabos está dispuesta ya a conmemorar el nacimiento del redactor del Evangelio de los Pobres en un establo okupado por sus padres a falta de otro plan habitacional o caridad hospitalaria. Si  es la falta de amor lo que llena los bares , que decía El Lichis,  es la falta de Navidad lo que llena de luces los arbolitos . A más bombillas, más mentira. A disimular. Y a vender.  

Una sola vela tras la ventana rompiendo la noche al que llega de lejos es ya Navidad. Sobra más luz. Hubo un año, hace muchos, que la luz que anunció la Navidad por estas fechas en la casa materna fue la de la hornilla de la cocina de carbón junto a la que durmió caliente una asombrada mendiga que se guareció aquel día en el portal; mi padre ordenó que subiera a cenar y a dormir acomodada en la cocina que no dejó de arder aquella noche. Ese tenue resplandor de la hornilla me resume desde entonces este falso calor y color de Navidad que hoy pagamos con bombillas.

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