Diario de León

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Maldice Asaja la voracidad con la que están entrando al pasto las empresas eléctricas desatadas en instalar huertazos solares por toda esta provincia y enumera los males agrícolas y vaciadores que atraen, sin contar la brutal contaminación paisajística que implican y la profusión de tendido eléctrico que exigen invadiendo suelo rústico. Pero lo que desconsuela a este sindicato es ver que ni su ministerio les atiende o defiende (pasa pelota a Transición Ecológica)... ni la Junta les ampara sujetando el impacto de cada proyecto... ni la Diputación se atreve al manotazo que hay que dar en la mesa del negocio para defender esta tierra como el ayutamiento de ayuntamientos que pregona ser... ni las juntas vecinales se privarán de ceder o enajenar terrenos comunales a este fin tentadas por la limosna zampona para hoy y deuda para mañana. Feo panorama. Hay empuje europeo a estas energías, hay derrame de ayudas públicas en una boda de intereses y hay manga ancha de cada nivel ejecutivo para no entorpecer estas ¿inversiones? en un campo en fuga, asediado y anciano.

El particular está en su derecho (relativo) de vender/arrendar tierras a empresas que nacen a menudo de hoy para mañana por llevarse un cacho de tarta, si es que no empresas de paja o monaguillas de las grandes corporaciones del calambrazo nacional, pero en el 70% de los casos esas tierras de propios las trabajan arrendatarios que se irán al cuerno desertando del tractor. Pero será un robo intolerable que juntas vecinales (tan despobladas también o controladas a menudo por tres gatos que, como los de don Melitón, bailan en un plato) hagan lo mismo con terrenos del común, porque ahí aparecerán los lelos concejiles de siempre que se dejan engatusar por euros de chocolate, los pillos que arriman interés personal al expolio y las brujas eléctricas que hechizan al político que acaba en sus consejos de administración al apearse de cargo. Y Sócrates, tan defensor a ultranza de las juntas vecinales, dice sin embargo que hay que empezar a expropiar o disolver unas cuantas. Pero ya.

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