Letra de chica
N adie supo responder en la terracita del viernes por qué la caligrafía -esa otra huella de identidad- sí parece entender de sexos, ya que por lo general suele distinguirse a primera vista una letra de chica de la de un chico. Por lo general. Hace cuatro siglos ya se hablaba en España de «letra de mujer» cuando entonces ni siquiera un 2% de españolas sabía escribir; las demás eran analfabetas y, por ello, ágrafas. Pero hoy se sigue diciendo lo de letra de mujer, quizá porque la caligrafía femenina se regusta a sí misma redondona, algo exuberante, como si las oes fueran albóndigas, las pes palito de algodón de azúcar o las aes se preñaran de viento; letra anchota y vertical, esa letra que algunas veces se tumba hacia atrás como hacen los chulos pazguatos o como si las letras entraran en el papel recelando, echando el pie por delante (mi tío César, buen calígrafo y dibujante, también escribía patrás, aunque sin redondeces, letra estrecha, alta, marcial y menuda para que pudiera caberle toda una homilía en un solo folio).
Eso no quiere decir que todas las mujeres tengan letra femenina, igual que entre los hombres hay no pocos que prefieren la letra voluptuosa y ancha huyendo de la letra militarizada, enjuta e inclinada hacia adelante, como a paso ligero, esa que inventaron los ingleses en el siglo XVIII dándole su nombre y así nos la metieron a machamartillo en las caligrafías escolares, salvo a los médicos, que gozan de secular licencia para el garabato (el enigma es cómo logran entenderles todos los farmacéuticos; o eso creemos; ¿no habrá confundido alguna vez alguno un valium con un antidiarreico?).
El listín de Peláez rezó al dios Google que casi todo sabe y del porqué de la letra de mujer se quedó con esta teoría: la caligrafía cambia con la edad y más en quien estudia y escribe a menudo, improbable en la mujer obligada antaño a no pasar de primaria estancándose en la caligrafía escolar. Y sonrió Sócrates estirando solo una comisura, malo: ¿por eso las universitarias siguen adorando hoy la letra de chica?... ¡andai pur ahí a atrupar otra razón!...