Los lindos

Dejaos de retóricas, la corrupción es inherente a la condición humana por ser tan antigua como la orilla del mar, universal y el único sistema que permite al poderoso atajar leyes y rendir voluntades... sucede así de aquí a Lima y de la corte de un faraón en chichas y con diadema a cualquier rey con corbata de fragata o en bermudas con titi o toto en la cubierta de un yate, imagen que inevitablemente lleva a este país escocido a comprender hoy por qué llamaron Bribón (delincuente simpático) al yate que tradicionalmente tripuló nuestro monarca en vacaciones disputando carreras con sotaventos, mangas y todo eso para, acto seguido, en el real club de regatas, arremolinarse los pelotas que adulan y los distinguidos empresarios que honran y regalan (el que regala bien vende si el que recibe lo entiende), llamados cortesanos en la Bolsa por hacerle la corte al rey como astutos aristócratas de los negocios que son y valiéndoles después el poder lucir por ahí su estrecha amistad con el jefe del estado, su majestad... lo que necesite, majestad, mi lealtad absoluta, majestad... ¿y dice que se le casa el chaval?, tranquilo, señor, pago yo el viaje de novios, ahí van titantosmil dólares, ¿será por dinero?, que no se priven los muchachos y aprovechen ahora que pueden, que ya les vendrán tiempos de espinas... Esos tiempos ya están aquí: ¡tempus horríbilis, difícilis y espantósibus!, jura en latín la Corona (felipina) avecinándosele un tormentón de mucho aparato; los astros están alineados, observad: maloliente corrupción en Palacio, revisionismo histórico global, ira popular altamente contagiosa, pobreza creciente de pan menguante y justicia pendiente, arde el aire, vuelan mitos, caen estatuas; y si la estatua es un vivo, la turba echa su foto a hogueras y pide guillotina; hoy la monarquía perdería referéndums: ella ya no puede esconder tanto y el país se cansó de tapar más con cuentos lindos de príncipes chachis (nuestra señora la reina doña Letizia, la más astuta de la contrata, ya nunca se pone su lindo anillo de pedida, regalo de Urdangarín, otro lindo).