Diario de León

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Casi todo en Australia es distinto: la tierra, la gente, los bichos o las plantas; no se ven en el resto del planeta; es continente aislado y lejísimos de todos; aquí nos gusta decir en culterano que son las antípodas, palabra guapa como pocas, dila en alto y su teatralidad griega te llena la boca: ¡antípodas! ... pues eso es Australia, de la que mayormente no tenemos ni zorra idea. No sólo cae lejos, interesa nada. Pero últimamente abunda en noticias de Internacional por entrar en una alianza militar con los británicos y John Wayne para intimidar a la China tan cercana... y de paso, sulfurar al orillado Napoleón Macrón que no cesa de cagarse un montón en el duque Wellingtón y en el ránger Washingtón con reventón del copón... diplomacia porrompompón, dicen los tambores del cadalso levantado en el patio del Elíseo para guillotinar en efigie.

Pero Australia no tendría las ínfulas y desarrollo que alcanza si no fuera por la inmigración que tanto le interesó reclamar desde hace un siglo hasta este hoy en que, cada 2 minutos, un inmigrante engrosa su censo y crece el país en un millón cada tres años; en 1918 eran 5, hoy 25. Sólo en Melbourne se cuentan gentes originarias de cien países y culturas diferentes. Sin duda no hay otro lugar en el mundo que se le parezca, multiculturalidad no conflictiva en la segunda ciudad del mundo en calidad de vida y seguridad. Y muy próspera. 

El australiano es una mezcla de inglés, irlandés, alemán, polaco, chino, griego, italiano, filipino, vietnamita... y hasta más de cien mil españoles se buscan o fijan su vida allí. El 30% de Australia es extranjero. Y florece. Mal cuajaría allí el discurso xenófobo de nuestras extremas derechas. Pero Peláez nos enfrió la admiración con una observación asombrosa: sí, todo muy bonito, pero ¿os habéis percatado de que en Australia no hay negros?; fijaos bien en sus estadios o multitudes, no se ve ni uno solo; y eso sólo quiere decir que, escarmentados en cabeza ajena, su política migratoria filtró a esa raza como poniendo a la entrada un cartel de « Negros no , con los aborígenes se agotó el cupo».

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