Diario de León

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Pensando en Riaños ahogados o minas ajenas de las que no se escarmentó, cree Sócrates que ni uno de los 211 municipios que forman el mapa de León (mapa como pieza de cecina igual que el de España piel de toro) se hará empresa para explotar lo eólico o solar por cuenta propia eludiendo la colonización de empresas lejanas y ajenas que ya nos lo invanden todo con prisas del carajo y a codazos por el maná que viene con las «renovables». Para ver que aquí hay futuro necesita Sócrates un pueblo al menos haciéndose dueño de la energía que le cae del sol o mecen los vientos... ¿es que no aprendísteis?... y recuerda que contra el embalse de Riaño clamó una razón definitiva: la misma energía de ese pantano desmesurado se obtendría sin su coste brutal y graves daños con dos alternativas limpias (inéditas entonces) exigidas por un ecologismo mundial de tímido eco aquí: la eólica y la solar. Ni caso se hizo. Pero cincuenta años después las mismas eléctricas que se reían de Eolo y de Lorenzo dan la razón al ecologismo aquel apuntándose ahora a esa industria y provecho, dueños del molino y la placa, del sol y el viento, los putos amos, dicho en lenguaje deportivo, que vienen avasallando hoy con sus huertos solares y bosques de gigantes convertidos en molinos sin que ni un Quijote en lontananza asome para roerles los zancajos, es decir, un pueblo que diga «el huerto es nuestro, vecinal, aquí mandan el común y su sentido».

Cree Sócrates que un pueblo con parque energético propio ofrecería solo ventajas, electricidad barata para quien se instale en él con proyectos o sueños y mucha luz sobrante para vender y financiar mejoras o empleos. Y lamenta que aquí prime el dejarse alquilar por tres cuartos de limosna porque muchas veces son solo cuatro gatos acazurrados los que mandan en las juntas o corporaciones de la despoblación. Pero mancomunándose municipios, sería cosa fácil que devolvería la esperanza y un mañana propio, no de culo arrendado. El problema, dice, es que este León vuestro es o tonto o cobarde... y posiblemente las dos cosas a la vez.

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